El 63 Festival de Cannes finalizó ayer con la entrega de unos premios que consolidaron a Javier Bardem y Juliette Binoche, pero que tuvieron muy en cuenta al cine más experimental, con la Palma de Oro para una película muy personal y poética del tailandés Apichatpong Weerasethakul. A pesar de todo, el palmarés tuvo un fuerte carácter francés, ya que tres de sus principales premios fueron para la cinematografía de casa.
Además del de mejor actriz para Binoche, por su excelente trabajo en Copie conforme, del iraní Abbas Kiarostami, se quedaron en casa el Gran Premio para Des hommes et des dieux, dirigida por Xavier Beauvois, y el de Mejor Dirección, para Mathieu Amalric, por Tournée. La parte asiática se vio también reforzada por el título de Mejor Guión para el surcoreano Lee Chang-dong, por la película Poetry. El reconocimiento del Jurado recayó en la chadiana Un homme qui crie, de Mahamat-Saleh Haroun, el primer filme del África negra en competición en Cannes desde hace 13 años.
Queda patente en suma el deseo del jurado de recompensar estilos diferentes, con visiones del mundo y del cine poco habituales y con una perspectiva que el presidente, Tim Burton, aseguró no haber visto «nunca antes». El cineasta estadounidense explicó que Weerasethakul se ha llevado el principal premio por El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas, una película que «sorprendió e impresionó» a todos los encargados de la calificación. «Es muy diferente. Fue una de las primera cintas que vimos y se quedó con nosotros (…) Siempre quieres ser sorprendido por las películas y eso es lo que pasó», explicó Burton.
Al respecto, otro de los miembros del jurado, el actor puertorriqueño Benicio del Toro, declaraba que lo que más le gustó fue su forma de contar uno de los grandes misterios de la vida, la muerte.
Éxito a pares
Una Palma de Oro consensuada por el jurado que, sin embargo, no se puso de acuerdo en la categoría masculina, lo que les llevó a conceder un premio ex aequo, a Javier Bardem, por Biutiful, y al italiano Elio Germano, por La nostra vita. «Son dos interpretaciones muy diferentes, pero increíbles. Fue muy difícil decidirnos y, por eso, se lo dimos a los dos», justificó Burton. Un premio que encumbra al italiano Germano y que supone un añadido más a la tremenda carrera de Bardem, tras el Oscar, dos copas Volpi y una lista interminable de galardones internacionales.
Su excelente interpretación de Uxbal, un desesperado moribundo, en el filme de Alejandro González Iñárritu, le ha valido el aplauso unánime de la crítica en Cannes. Igualmente bien recibido fue el Gran Premio para Des hommes et des dieux, dirigida por Xavier Beauvois. También recogió aplausos el galardon de Mejor Dirección al actor Mathieu Amalric por su ópera prima tras la cámara, Tournée.
