La Policía ha desarticulado una organización internacional dedicada a la clonación de tarjetas bancarias que se logró hacer con un mínimo de 20 millones de euros, aunque el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional, Serafín Castro, aseguró que los beneficios obtenidos por la red desmantelada en 14 países son «incalculables» y que no se ha podido hacer una estimación ni siquiera «aproximada».
Castro explicó que no se consiguió identificar al número uno de la organización, del que únicamente se conoce el alias, aunque sí se arrestó a todos los cabecillas de los grupos locales, dos de ellos asentados en España.
El jefe de la UDEV relató cómo la banda contaba con una estructura más propia de una empresa multinacional, con un líder al que solamente tenían acceso unas pocas personas de la organización, seguido en el escalón inferior por subgrupos locales, encargados de clonar las tarjetas, sacar dinero en cajeros o hacer compras.
Los delincuentes crearon un departamento de I+D que, entre otras innovaciones, diseñó un dispositivo de copiado de tarjetas en cajeros que utilizaba tecnología bluetooth. De este modo, los integrantes de la red no tenían que arriesgarse a regresar al dispensador automático para recoger el dispositivo grabador de las bandas magnéticas.
El copiador bluetooth, camuflado en el cajero, se encargaba de enviar la numeración de las tarjetas a uno de los integrantes de la banda, que podía esperar sentado tranquilamente en un coche aparcado en las inmediaciones.
El autor de este invento es un ciudadano rumano, considerado un manitas por los investigadores y que lideró uno de los grupos asentados en Valencia, ciudad en la que comenzaron hace dos años las investigaciones que se han saldado con 178 detenidos en 14 países. Tras ser arrestado en 2008 y posteriormente puesto en libertad, este cabecilla de la red decidió trasladarse a EEUU, donde regresó a su actividad delictiva. En el momento de su detención en ese país, se le incautaron 30.000 dólares, extraídos en unas horas de multitud de cajeros automáticos con tarjetas previamente falsificadas.
En el curso de la operación policial, también fue detenido en Alemania el jefe técnico de la organización, especializado en el diseño de sistemas copiadores de tarjetas, ya fuera en cajeros automáticos o en terminales de venta en comercios. Además, la Policía desmanteló seis laboratorios de clonación de tarjetas y una fábrica de sistemas copiadores para cajeros, con 30 bocas de cajeros ya preparadas.
Castro subrayó el alto «tren de vida» de los integrantes de la banda, muy «aficionados a las bacanales» y que podían gastarse en un fin de semana más de 3.000 euros en juergas con prostitutas. Además, viajaban con asiduidad y no dudaban en trasladarse a París de compras. De los 76 detenidos en España, todos son ciudadanos rumanos, salvo dos españoles que ocupaban un «papel secundario».
