El alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes ha inaugurado esta mañana el nuevo rocódromo situado en la Ciudad Deportiva de La Albuera, en un acto que ha contado con la presencia de varios representantes de los clubes de montaña segovianos y de Top 30, la empresa que ha construído la obra. Al comienzo de la inauguración el alcalde descubrió una placa para, a continuación, presentar una instalación cuya inversión ha ascendido a 75.000 euros.
Bruno Macías, seis veces campeón de España de escalada en búlder, fue el encargado de estrenar el rocódromo con una exhibición que despertó el aplauso del público asistente al evento. Incluso el concejal de Deportes, Javier Arranz, se animó a colocarse el arnés y probar esta nueva instalación que ha sido construida con paneles de fibra de poliéster y materiales de primera calidad, dotando al rocódromo de rutas de escalada adecuadas para todas las dificultades, desde iniciación hasta el máximo nivel.
La superficie cuenta con un relieve, tacto y color que imitan a la piedra natural. La instalación se compone de un rocódromo de escalada general y competición con planos verticales, desplomados y techos con una superficie escalable de 245 metros cuadrados, una zona de bloque con 75 metros cuadrados y un módulo adicional que consta de una anchura de 4,5 metros y una altura de 12,6 metros.
Como comentó Pedro Arahuetes durante este acto de inauguración, el nuevo rocódromo “va a ser un aliciente más para que la gente se anime a realizar este tipo de actividades”. El alcalde también probó de primera mano esta nueva instalación, constatando que para realizar este deporte “hay que tener mucha agilidad, fuerza, musculatura y, sobre todo, mucho entusiasmo”. Asimismo, el regidor segoviano destacó que esta infraestructura permitirá “tanto realizar actividades de iniciación a la escalada como de competición, por lo que los 75.000 euros que ha costado esta obra están bien invertidos”. Arahuetes confirmó también que la obra continúa, y que se ha concluído con la primera fase. Para la segunda se prevé colocar una visera para proteger el rocódromo de las inclemencias meteorológicas y, si así se demandase, ampliar la superficie de la instalación.