Al Qaeda ha incrementando su presencia en Iraq ante la próxima marcha de las tropas de combate de EEUU y ha «comprado» a cientos de antiguos aliados sunitas para que se unan a sus filas, según publicaba ayer el periódico británico The Guardian.
El rotativo citó como fuentes a dos destacados líderes de las milicias que luchan con el apoyo de EEUU, que aseguraron que Al Qaeda ofrece a los miembros de estos grupos una cantidad de dinero superior a la que reciben como salario del Gobierno iraquí. Afirmaron que la red de Bin Laden quiere aprovechar el momento para incrementar sus efectivos en Iraq, en un intento de demostrar que tienen presencia e influencia en el país, siete años después de la invasión aliada para derrocar al ex presidente Sadam Husein.
Al Qaeda también querría situarse en una posición estratégica para aprovechar el vacío de poder causado por la inestabilidad política en Iraq, que sigue sin tener un Gobierno operativo cinco meses después de las elecciones.
El jeque Sabah Al Janabi, líder del grupo Los Hijos de Iraq, declaró al diario británico que 100 de los 1.800 hombres bajo su órdenes no recogieron sus salarios de los últimos dos meses, lo que consideró una prueba de que hubiesen aceptado dinero de Al Qaeda. «Al Qaeda ha vuelto a lo grande. Éste es mi barrio y conozco a cada una de las personas que viven aquí. Y sé a quién apoyan ahora», señaló Al Janabi, cuyo grupo estaba operando en Hila, localidad a 100 kilómetros al sur de Bagdad.
Mercenarios
Los Hijos de Iraq nacieron de una serie de pequeñas rebeliones a finales de 2006 contra combatientes asociados con Al Qaeda, que las fuerzas estadounidenses, comandadas entonces por el general David Petraeus, quisieron capitalizar a su favor.
El mando militar estadounidense aceptó que se pagara a cada uno de sus miembros un salario de 300 dólares (230 euros), a cambio de que participaran en la represión de los insurgentes.
Este grupo pasó a ser controlado por el Gobierno de Iraq en 2008 y desde entonces han sido numerosas las quejas sobre falta de confianza y retraso en el pago de los salarios, y continuos los ataques contra miembros de Los Hijos de Iraq en todo el país. Otro líder de la organización, el jeque Mustafá Al Jabouri, dijo que la fidelidad de sus hombres hacia el Gobierno se estaba desvaneciendo porque la mayoría de ellos llevaban tres meses sin recibir su sueldo, lo que les convertía en un objetivo fácil para Al Qaeda. «A mi gente le ofrecen más dinero. Ha ocurrido por todo Arabi Jabour y Dora», aseguró en referencia a los dos suburbios de Bagdad que controla su grupo.
«He advertido a los estadounidenses y al Gobierno iraquí de que, si se despreocupan de nosotros, Los Hijos de Iraq estarán cada vez más desesperados y buscarán dinero en otros lugares. Este es ahora un mercado fácil para Al Qaeda», explicó Al Jabouri.
Sin embargo, Zuheir Chalabi, director del Consejo del Despertar (como son conocidos también Los Hijos de Iraq) y miembro de la Comisión Nacional de Reconciliación, negó que un alto numero de integrantes de estas milicias haya desertado.
«Creo que es un asunto fabricado y politizado por gente que está en contra del Gobierno y que es pro-Baaz», el ilegalizado partido único durante el régimen de Sadam Husein, aseguró.
