“Un detalle, un guiño, una actuación pequeña pero intensa, en la línea de invitar a la contemplación que es la de este museo”. Así describió ayer la directora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, Ana Martínez de Aguilar, la propuesta que realiza el centro dentro del programa de actividades complementarias de ARCO 2010, la exhibición en el auditorio de una obra de Robert Irwin.
‘Untitled 1965-1967’, que podrá verse hasta el próximo 21 de febrero, forma parte de la serie ‘Discos’ y está integrada por un disco de aluminio lacado en blanco y cuatro puntos de iluminación que consiguen que las sombras, el fondo, se incorporen a la obra como parte de la misma, una voluntad estética que enlaza con el interés de Irwin por el Budismo, el Zen y otras filosofías orientales.
La directora del Museo explicó ayer, en la presentación de la obra, que inicialmente, al pensar en esta propuesta para ARCO, consideró contactar con James Turrel, “pero él trabaja para un espacio concreto, y no había tiempo ni teníamos posibilidades económicas; y de ahí pasé a Robert Irwin, otro artista preocupado por la luz y el espacio, menos conocido en España, aunque del máximo prestigio en Estados Unidos”.
Anonimato
Según comentó Martínez de Aguilar, España cuenta con una colección particular que incorpora relevantes obras de Irwin, cuyo propietario accedió a ceder ésta al museo, tras conocer el proyecto. La directora del centro agradeció el generoso gesto, explicando que el coleccionista prefiere permanecer en el anonimato.
Ana Martínez de Aguilar se refirió brevemente a la biografía de Irwin, a su facilidad innata para el arte y a esa sensación de que siempre estaba buscando algo más en su trabajo que no terminaba de encontrar; así como a sus estancias en Europa, incluyendo una experiencia próxima al misticismo en Ibiza, y su posterior interés por las filosofías orientales.
Tras entrar en contacto con el expresionismo abstracto americano, corriente de la que forma parte Esteban Vicente, se intensifica su preocupación por el fondo y la figura. “Su intención es que el lugar donde está la obra no distraiga, que la iluminación no interfiera, y es en estos discos donde da el salto de integrar el fondo, las sombras, en la obra”, apuntó Martínez de Aguilar.
En una etapa posterior, el artista californiano, nacido en Long Beach en 1928, comienza a realizar grandes instalaciones de luz e intervenciones en el espacio urbano, aunque ahora segovianos y visitantes tienen la ocasión de contemplar una de las obras del periodo más interesante de su trayectoria, correspondiente a los años sesenta. Además, hasta mañana jueves, el Museo ofrece jornadas de puertas abiertas, que permiten visitar la exposición de escultura española actual que se exhibe en estos momentos.
