Estados Unidos y Rusia sellaron ayer un nuevo tratado de desarme que será firmado el 8 de abril en Praga y que reduce el número cabezas nucleares en posesión de cada país a un máximo de 1.550, según anunció la Casa Blanca.
El acuerdo fue divulgado tras una conversación telefónica que mantuvieron el presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo ruso, Dmitri Medvédev.
Ambos gobernantes coincidieron en destacar la importancia de que las dos mayores potencias atómicas puedan, con su ejemplo, alentar al resto del mundo a avanzar en la no proliferación de armamento de este tipo.
Según el tratado, EEUU y Rusia solo podrán tener 800 vectores estratégicos, como se denomina a los equipos que permiten lanzamientos a larga distancia, como misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos estratégicos.
La mayor parte de estos equipos, unos 700, pueden ser plataformas desplegadas.
El número máximo de ojivas es de 1.550, lo que supone, según la Casa Blanca, una reducción del 30 por ciento con respecto a lo establecido en el Tratado de Moscú.
El nuevo tratado entraña un mayor compromiso de desarme entre las dos potencias, en comparación con el anterior pacto nuclear START, sellado en 1991 y que venció en diciembre pasado.
El START representó el primer esfuerzo en disminuir el arsenal atómico con el que se amenazaban mutuamente ambas naciones desde la década de los años 50 del pasado siglo, en tiempos de la Guerra Fría. Bajo aquel acuerdo, Washington y Moscú se comprometían a reducir el número de vectores nucleares a 1.600, en tanto que el número de ojivas debía de ser como máximo de 6.000.
En los últimos 15 años, no obstante, ambos países los han rebajado a unos 2.200. El nuevo tratado también simplifica con respecto al precedente los sistemas de verificación del desarme.
Los dos mandatarios acordaron ayer que el acuerdo será firmado el 8 de abril en Praga, la misma ciudad donde Obama pronunció el año pasado un discurso en el que expuso su planteamiento para la lucha contra la proliferación y el control de armamento. El convenio deberá ser ratificado por el Senado de EEUU y la Duma rusa.
En opinión de Barack Obama, el pacto alcanzado supone el «mas amplio acuerdo de control de armas de las ultimas dos décadas». El político destacó que con este texto, que considera una nueva muestra de la relación constructiva con Rusia, los dos países «envían una señal clara de que quieren liderar» la no proliferación en el mundo.
El mandatario compareció ante la prensa flanqueado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen. «Desde que tomé posesión, mi mayor prioridad en materia de seguridad nacional ha sido afrontar las amenazas con armas nucleares», declaró Obama, quien explicó que, si bien el objetivo de un mundo sin este tipo de armamento es inalcanzable en el futuro inmediato, el acuerdo es un paso «fundamental» en el camino. Además, representa un ejemplo del esfuerzo que su Gobierno hace para «reforzar» las relaciones entre los dos países. «Cuando Estados Unidos y Rusia cooperan, logramos avances que benefician a las dos naciones, y también a la prosperidad y seguridad del mundo entero», argumentó.
«Debemos poner freno a la proliferación de estas armas y asegurarnos de que otras naciones asuman sus propias responsabilidades», concluyó el presidente.
