La situación en Haití es desesperada. Al shock inmediato por el terremoto del pasado 12 de enero se suman ahora el peligro de epidemias y la necesidad de asistencia de los miles de personas que han quedado desamparadas. Ante lo apremiante de estas circunstancias, las fuerzas de estabilización de la ONU en el país (Minustah) están «desbordadas», según reconoce el jefe interino de la misión, el guatemalteco Edmond Mulet.
El dirigente, que llegó a Puerto Príncipe el pasado día 15 para sustituir temporalmente al tunecino Hédi Annabi, que falleció por el seísmo, declaró que la presencia de tropas canadienses y estadounidenses es «bienvenida» y que, aunque «la situación de la seguridad está bajo control», la organización de la ayuda sigue siendo «una pesadilla».
Ante las críticas recibidas por la Minustah a raíz del desastre, Mulet señaló que esta misión, a pesar de haber «perdido a la mayoría de sus dirigentes» a causa del terremoto, es, junto con el Gobierno y la Policía haitianos, «responsable de la seguridad». «Y no podemos dejarnos distraer de esta obligación», subrayó.
El dignatario explicó que las tropas de EEUU y Canada, cuya presencia ha sido muy discutida por otras naciones, se ocupan de «la ayuda y su distribución», mientras que Naciones Unidas y las fuerzas locales se encargan de mantener la paz. «Pero también podemos pedirles asistencia en la seguridad», matizó el diplomático, que indicó que entre la Minustah y el embajador y los generales norteamericanos se ha creado «un clima de trabajo constructivo y respetuoso».
Ayer también se supo que el Ejecutivo de Haití ha aceptado la oferta de la República Dominicana de desplegar a 150 soldados en su suelo para proteger el corredor humanitario abierto entre Santo Domingo y Puerto Príncipe.
Tratando de restar importancia a las noticias que hablan de violencia y saqueos tras el seísmo, Mulet admitió que si bien «la seguridad sigue suponiendo un desafío», ya lo era antes del terremoto. «Pero creo que la situación está bajo control. La población se ha comportado de forma muy responsable», opinó.
«Ha habido incidentes, robos, pillajes, pero son casos aislados. Los bandidos no han tomado el control de la ciudad», aseguró, y advirtió de que «esta situación de inestabilidad va a continuar» porque «no se puede evitar».
Medida momentánea
Por su parte, el Gabinete haitiano anunció que prevé realojar a hasta 400.000 supervivientes fuera de Puerto Príncipe, después de que la ciudad quedara prácticamente devastada tras la tragedia.
El ministro del Interior, Paul Antoine Bien-Aimé, indicó que 100.000 personas serán alojadas inicialmente en 10 campamentos cerca del suburbio de Croix Des Bouquets, algo que dijo, se producirá lo antes posible pero no dio fechas. Según las estimaciones, unos 1,5 millones de ciudadanos se quedaron sin hogar tras el seísmo que habría dejado hasta 200.000 muertos.
Bien-Aimé explicó que las autoridades ya han enviado autobuses públicos para llevar a los supervivientes hacia el sur y el norte del país. «El Gobierno ha puesto a disposición de la gente transporte gratuito y está en marcha una gran operación», según aclaró a los medios de comunicación.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que al menos 500.000 personas están viviendo en la actualidad en la calle en 447 campamentos improvisados en Puerto Príncipe. De todos ellos, 179 cuentan con material de cobijo improvisado y tiendas de campaña y solo tres tienen acceso a agua potable.
Entretanto, la ayuda sigue llegando y, a partir de ahora, también podrá hacerlo a través del puerto de la capital, ya que uno de sus dos muelles se reabrió ayer. De la misma forma, se ha construido un camino de grava que lleva hasta él para permitir que la asistencia pueda ser distribuida por Puerto Príncipe.
Asimismo, en un nuevo signo de que el país americano parece recuperar poco a poco una cierta normalidad, los bancos comenzaron a reabrir sus sucursales en la gran mayoría de las ciudades de provincia de Haití mientras que en el caso del área metropolitana de la capital habrá que esperar hasta mañana.
