El caos en el espacio aéreo europeo amenaza con alargarse y un día después, el colapso no mejora, sino que empeora. La nube de ceniza proyectada por un volcán islandés ha provocado el cierre de cientos de aeropuertos en todo el continente. De hecho, ayer un total de 17.000 vuelos fueron cancelados por la nube volcánica.
Estaba previsto que 28.000 aviones circulasen el jueves, pero solo despegaron 20.000. Según las previsiones de la Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol), ayer emprendieron vuelo unos 11.000, por lo que 25.000 desplazamientos por aire se quedaron en tierra. De los 300 viajes transatlánticos que aterrizan en Europa cada día, solo alrededor de 120 pudieron efectuarlo ayer. Según Eurocontrol, Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Holanda y la República Checa mantuvieron sus espacios aéreos totalmente cerrados. Además, casi la totalidad de los cielos del Reino Unido permanecen bloqueados al tráfico, mientras que en Suecia, Noruega, Alemania, Francia y Polonia tuvieron el espacio limitado de forma parcial.
Los aeropuertos de Londres y Ámsterdam fueron los más afectados. Asimismo, en Francia estuvieron sellados los tres aeródromos de la capital, además de otros 22 menos importantes. El alemán de Fráncfort decidió cerrar a primera hora ayer, por lo que se elevaron a 10 los aeropuertos germanos bloqueados.
La Autoridad de Aviación Civil Sueca anunció ayer la apertura parcial de su espacio aéreo en el norte del país, que estaba inactivo desde el jueves. Noruega también optó ayer por seguir con algunas restricciones.
La situación podría incluso dificultar la llegada de los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, incluyendo el presidente estadounidense, Barack Obama, al entierro mañana domingo del presidente polaco Lech Kaczynski y su esposa, María.
Aunque no hay una cifra exacta de los costes para las compañías aéreas por la suspensión de estos vuelos, fuentes del sector consideran que las pérdidas pueden llegar a los 740 millones de euros (unos 1.000 millones de dólares) si el problema continúa.
El caos que se vive en Europa desde el jueves, que los expertos confían en que se solucione en un plazo de 48 horas, en función de la densidad de la nube y del viento que la desplaza a una altura entre 5.500 y 11.000 metros, es superior al que se estima que se produjo en la aviación comercial con motivo del atentado de Nueva York del 11 de septiembre.
En aquella fecha se produjo el cierre del espacio aéreo de Estados Unidos, pero no hubo tal problema como el que lleva viviendo el Viejo Continente en los últimos dos días.
El cráter, que se encuentra bajo el glaciar de Eyjafjälla, en la parte sudoeste de Islandia, entró en erupción el 20 de marzo tras 200 años dormido, comportándose con mayor virulencia el pasado 14 de abril. La nube de cenizas está formada por finas partículas de roca que son altamente abrasivas y perjudiciales para las aeronaves.
