Tres grados bajo cero marcaban los termómetros en las inmediaciones del campo de fútbol de El Hospital a eso de las seis y media de la tarde de ayer, después de que La Granja dejara escapar dos puntos en un encuentro marcado por las bajas temperaturas y que se decidió en seis minutos.
Nada más empezar, en la primera acción de ataque de los granjeños iba a llegar el 1-0. Coco, que ayer actuó de inicio jugando de extremo izquierdo, se fue de su defensor, ganó el área y, cuando enfilaba hacia la portería fue derribado. Penalti claro, que se encargó de transformar Chiqui.
Pero la alegría duró poco entre los abrigados seguidores granjeños ya que, cinco minutos después del 1-0 el Astorga ganó la espalda de la defensa y Busto, su hombre más peligroso en este periodo, remató de cabeza por encima de Yiyo, colando un gran gol. Y por si fuera poca la mala suerte, La Granja tuvo antes del 1-1 una ocasión clarísima de Iván, mano a mano ante el portero Javi –lo recordarán bien los aficionados de la Segoviana, parando lo fácil y lo difícil en La Albuera esta temporada–, pero el guardameta maragato mantuvo la calma y despejó el peligro.
Desde entonces, se repitió la historia que se ha visto este año en muchos encuentros de La Granja en El Hospital. Los de casa tocaban el balón por el piso todo lo bien que podían, teniendo en cuenta que el césped granjeño estaba como una piedra, endureciéndose cada vez más conforme anochecía.
En esta primera parte los de Arribas contaron mucho con las bandas, sobre todo la izquierda, aprovechando los cambios de ritmo de Coco y las subidas de Óscar Muñoz. La lástima, como siempre, la falta de remate.
Por su parte, el ‘9’ del Atlético Astorga, Busto, era el futbolista más peligroso de su equipo, y estuvo cerca de marcar a punto de llegar el minuto 10. En cuanto al juego de los maragatos a partir de esta ocasión, se basó principalmente en colocarse atrás, cerrar las líneas de pase de La Granja y destruir, más que crear oportunidades. De esta manera el mayor peligro visitante llegaba cuando robaban balones y montaban contragolpes; y con jugadas a balón parado.
Las oportunidades llegaban a cuentagotas –Carlos con un tiro lejano, Óscar Herrero en el área pequeña, Iván con un par de enfrentamientos cara a cara con Javi–, por lo que el empate a uno no se iba a mover.
Tras el descanso todo continuó igual. José Manuel Arribas dio entrada a Adrián, recolocando a Coco atrás, para refrescar el ataque; y a Álex por Chiqui. Pero a La Granja no le salía nada, incluso el Atlético Astorga pudo llevarse los tres puntos, pero a Diego le botó mal el balón cuando se plantaba solo delante de Yiyo.
José Manuel Arribas / Entrenador de La Granja: «El estado del campo nos ha perjudicado en el juego de toque»
Al término del encuentro de ayer José Manuel Arribas mostraba su descontento por el resultado ante el Astorga ya que “era un partido en el que teníamos puestas muchas esperanzas para sacar los tres puntos, por lo que no se han cumplido nuestras expectativas”.
Más aún después de adelantarse en el marcador y ver cómo el rival empata tan pronto, algo que el entrenador valoró como algo “muy triste, ya que a los cinco minutos de marcar el primer gol nos empaten, y mucho más teniendo antes una oportunidad para el 2-0. Pero no somos capaces de aprovechar nuestras ocasiones, y eso es algo que seguimos pagando”.
En cuanto a la valoración del rival, Arribas destacó que “el Astorga no ha demostrado nada arriba, aunque tiene jugadores de un buen nivel. Pero, exceptuando la jugada de Diego –que se presentó solo ante Yiyo en la segunda parte–, no ha hecho mucho más además del gol, aguantando el empuje nuestro en su área”.
Por otro lado, el entrenador de La Granja encontró clave el hecho de “con el paso del tiempo el campo, por el frío, se ha ido endureciendo, el bote era muy irregular y nos ha perjudicado en nuestro juego de toque y de dominio de balón. Así no podíamos dar más de dos pases seguidos”. Un aspecto importante, teniendo en cuenta que “la idea era tocar el balón y tener paciencia para buscar las ocasiones, pero el partido se fue complicando, y el estado del césped favorecía al juego de destrucción y salida a la contra en velocidad”, concluyó Arribas.