Para confirmar las sospechas expresadas por el PP, temeroso de que la visita que ayer realizó Miguel Ángel Moratinos a Gibraltar suponga la aceptación fáctica de un statu quo que privaría definitivamente a España del Peñón, el titular de Asuntos Exteriores declaró tras completar el viaje que la reclamación de la soberanía es «irrenunciable», pero que, no obstante, la salida de este contencioso que dura ya tres siglos pasa por «la cooperación y el diálogo» con Londres y con la colonia británica.
Junto a David Miliband y el ministro principal de la Roca, Peter Caruana, el jefe de la diplomacia patria cerró la primera estancia de un ministro español en el territorio ocupado por Reino Unido en 1704 con un mensaje tan conciliador como ambiguo: «Estamos en el siglo XXI y tenemos que mirar al futuro y no mirar al pasado».
Según Moratinos, «todavía no se dan las condiciones para reanudar las negociaciones, interrumpidas en 2002». Además, en alusión a la etapa en la que la verja permaneció cerrada (1969-1985) como medida de presión, el jefe de la diplomacia insistió en que la solución «pasa por el diálogo y la cooperación, no por el aislamiento y el enfrentamiento». «La historia pondrá a cada uno en su sitio», remató el ministro, antes de afirmar que su histórica visita a la colonia ha sido «positiva en todos los sentidos». Tal realidad condescendiente era bien conocida de antemano por los llanitos, que, completamente seguros como están de que su privilegiada situación jurídica no corre peligro, recibieron a Moratinos con absoluta apatía. De hecho, el ministro apenas fue recibido por unos pocos linenses que portaban pancartas de rechazo a su visita en las que se podían leer sus exigencias para que Madrid se olvide del bienestar de los habitantes de la colonia y atienda más a las necesidades de una comarca gaditana con una renta per cápita bastante inferior a la de sus vecinos británicos.
idioma y transporte. Y la situación no tiene visos de cambiar en el futuro inmediato, puesto que, tras la cumbre de ayer, los gibraltareños salen aún más reforzados merced a una serie de acuerdos suscritos con Madrid y Londres.
El más llamativo de ellos es el anuncio de la puesta en marcha de un ferry que unirá Algeciras y el Peñón. Además, los tres Ejecutivos se comprometieron a actuar de forma más coordinada ante las catástrofes medioambientales que ocurran en la aguas del Estrecho. Al respecto, Moratinos y Caruana destacaron la necesidad de colaborar «más estrechamente» para evitar que se reproduzcan episodios como los masivos vertidos de combustible al mar provocados por los siniestros de los buques New Flame y Fedra en 2007 y 2008, respectivamente.
Para fortalecer dicha sintonía se va a establecer una línea caliente de comunicación, como la definió el jefe de Exteriores, entre Algeciras y Gibraltar.
Por último, el socialista anunció que la sede del Instituto Cervantes en la Colonia se inaugurará antes del final del presente año. Respecto al litigio sobre las aguas que circundan el Peñón, Moratinos prefirió también dar la callada por respuesta al asegurar que esa cuestión debe ser abordada «en otro foro».
