Un impecable Barcelona dio el primer paso hacia el triplete al que aspira en la presente temporada y ganó la Copa del Rey tras truncar con autoridad el sueño copero del Athletic de Bilbao, que se quedó sin opciones tras el arranque espectacular de su rival en el segundo tiempo.
El bloque vasco llevó el partido a su terreno durante la primera media hora, pero el catalán se recompuso, logró empatar antes del descanso y remató el trabajo en menos de 10 minutos, con tres goles más que dejaron todo resuelto.
De entrada, se jugó el duelo que quiso el Athletic. Caparrós le ganó en los minutos iniciales la mano a Guardiola. Puso al zurdo Yeste en la derecha con Puyol y a David López en la izquierda para tapar a Alves. Así, su equipo impuso el fútbol que más le interesaba, con presión y sin dejar espacios para que el Barcelona pensara.
La guinda al buen inicio del cuadro rojiblanco fue el gol de Toquero en una jugada a balón parado. Yeste sacó un córner a la izquierda de Pinto y el delantero vasco remató impecablemente al fondo de la portería de Pinto.
El tanto dio paso a los mejores momentos del Athletic, sólido en defensa, intenso en el centro del campo y acertado en la pelea de sus dos atacantes.
El Barcelona estaba desconcertado. No tenía la salida de balón que le caracteriza y la conducción individual de la pelota no le daba resultado, lo que no impidió que en una acción aislada, Eto’o se quedara solo ante Iraizoz, pero Amorebieta desbarató la oportunidad. Era el minuto 20.
El primer síntoma claro de recuperación del Barcelona llegó con el gol del empate. En esos momentos, el lateral izquierdo Sylvinho ya realizaba ejercicios de calentamiento en la banda.
Daba la impresión de Puyol iba a volver al centro porque al equipo le faltaba profundidad. También parecía que el sustituto podía ser Touré Yayá, que ya estaba amonestado.
Sin embargo, el marfileño, a los 32 minutos de partido, ofreció una arrancada espectacular en la que superó a tres jugadores rivales y lanzó un potente disparo raso que se coló a la izquierda de Iraizoz.
El empate hizo que el Barcelona se creciera, volviera a ser el que se esperaba y propició los peores minutos del Athletic en el primer período.
El conjunto vasco se vio agobiado por el juego barcelonista, hasta el punto de que la última jugada de peligro antes del descanso fue una peligrosa falta lanzada por Alves cerca de la escuadra de la meta del Athletic.
El Barcelona del inicio del segundo tiempo fue muy diferente al de la primera mitad. Completó la línea ascendente del tramo final de la primera parte y se adueño del encuentro por completo.
Gracias a ello, en tan solo dos minutos metió dos dianas y, poco después, en el minuto 64, ya ganaba por 1-4. Messi, Bojan y Xavi, en una magistral falta directa, llevaron la Copa a las vitrinas del club cuando restaba media hora para la conclusión del encuentro.
Para entonces, el equipo vasco ya había empezado a acusar el esfuerzo físico de la primera mitad y el Barcelona encontraba los espacios que le faltaron al inicio del encuentro para acercarse a la meta de Iraizoz.
De ahí al final del partido, el bloque azulgrana se sintió muy cómodo, y el encuentro llegó a su conclusión con un gran dominio territorial barcelonista y sin apenas aproximaciones del Athletic a la meta de Pinto.