Es pretemporada en el campo municipal de la Albuera; sí, queda mucho menos actractivo que cuando sale el típico anuncio de rebajas por la televisión de El Corte Inglés, pero es más o menos lo mismo, descuento de fútbol, y es lo que hay. Y a veces ya es bastante.
Es pretemporada y lo es a todos los niveles; desde el terreno, donde se ven partidos como el de ayer entre el Unami y La Granja, de esos en los que los relojes parecen perder cuerda y las horas pasan lentas… e incluso, por momentos, llega a parecer que no pasan, hasta las instalaciones del escenario, donde unos prueban las herramientas con las que desplegar estrategias que puedan devolver a los aficionados segovianos su pasión por el azul y el granate, y otros, en las gradas, echan cuentas restando minutos y sumando luz para ver a qué hora verán el fútbol cuando empiece lo bueno… o lo mejor.
Porque lo de ayer en La Albuera lo salvan los cuatro goles que La Granja le metió al Unami, que además, quizás fueron demasiados. Sólo quizás. Lo cierto es que los de Arribas tuvieron muchas más oportunidades que los de Tito Domingo a lo largo de todo el encuentro, empezando por un centro en el minuto 10 de Raúl que, por la fuerza con la que iba, Mario no pudo rematar cerca del punto de penalti, y terminando por varias internadas de Nacho en la segunda parte, que no llegaron a encontrar las redes, pero lo que no es menos cierto es que el partido de ayer fue más un bono de pases, y de pases, y de pases. Y cuando los pases se multiplican llegando no demasiados a los límites del área, la tarde resulta eterna; incluso Arribas se cansó de gritar y terminó sentándose en el banquillo.
Y es que hasta el primer gol se hizo de rogar, en el tiempo y en el estilo. Corría el minuto 28 cuando un centro-chut desde la izquierda al área se encontró con una pierna, luego con otra, luego otra más, y cuando parecía que no había más pies que tocar, llegó a la diestra de Álvaro, que con toda la calma del mundo, batió a Alonso, el primero de los tres porteros que Tito Domingo utilizó ayer. Doce minutos después llegaría el de Chiqui, el mejor de la tarde; el gol, por encima de la cabeza de Hugo -el segundo meta- desde la medular y el jugador, cuya presencia en el medio del campo, al menos acortó distancias entre una portería y otra.
En la segunda mitad, la picardía de Nacho se encargó de demostrar que Arribas tiene un buen futuro tanto en banda como en la delantera si lo prefiere, y entre él y Dani Tejedor, gracias a una gran jugada de Iván, se encargaron de subir el 0-4 final al marcador.