El seísmo, que según el Servicio Geológico de Estados Unidos fue de 7,9 grados de magnitud en la escala abierta de Richter y de hasta 8,3 grados de acuerdo a otras agencias, originó olas que alcanzaron los seis metros de altura cuando rompieron sobre las costas de la Samoa estadounidense, y otras islas de Samoa Occidental.
Al inicio de las tareas de rescate, el Centro para la Gestión de Desastres de Samoa Occidental, Estado independiente con unos 200.000 habitantes, calculó en un centenar la cifra de víctimas mortales causadas por el seísmo y el posterior tsunami, que golpeó con mayor fuerza la isla de Upolu, en la que está ubicada la capital, Apia.
El subdirector del centro, Ausegalia Mulipola, señaló a la cadena australiana ABC que la mayor parte de las aldeas costeras del sur de Upolu, donde también se levantaban complejos hoteleros, quedaron destruidas por la fuerza del tsunami, y que una avería en las telecomunicaciones impedía conocer el exacto alcance del desastre.
«Fue todo muy rápido. La aldea por completo ha desaparecido», dijo a Radio Nueva Zelanda, Graeme Ansell, un turista neozelandés que se encontraba en ese momento en un hotel Beach Fale de la aldea de Sau Sau y que como otros muchos buscó refugió en una zona alta.
En las carreteras de Upolu, de 75 kilómetros de longitud y con una extensión de 1.125 kilómetros cuadrados que la convierte en la segunda mayor isla de Samoa Occidental, después de la de Savaii, se formaron atascos de vehículos con personas que intentaban llegar a Apia, también destino de locales y turistas que pretendían alcanzar a pie la capital para pedir ayuda.
En la localidad de Lalomanu, de Upolu, los servicios de rescate encontraron durante las primeras horas de tarea, más de una veintena de cadáveres, la mayoría de ellos a orillas del mar.
De acuerdo a informaciones recogidas en Apia por la Policía, también aldeas de la pequeña isla vecina de Monono, fueron arrasadas por el tsunami que sumergió extensas áreas de lo que antes era tierra firme.
En alerta por posibles réplicas.
Tras el seísmo, que otras agencias elevaron hasta los 8,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico, emitió una alerta dirigida en particular a Samoa, Nueva Zelanda, las islas Fiyi, la Polinesia francesa y Tonga.
Posteriormente se emitieron varias alertas de tsunami para las islas Cook, Tokelau, Niue, Marshall, Salomón, Kermadec, Jarvis, Palmyra, Howland-Baker, Vanuatu y Nauru, así como similares avisos para Nueva Caledonia, Papúa Nueva Guinea, Australia y prácticamente la totalidad de las islas del Pacífico.
El centro del Pacífico levantó alerta de tsunami unas cuatro horas después de dar la alarma.
En el Estado insular de Tonga, y según fuentes oficiales citadas por Radio Nueva Zelanda, al menos una decena de personas perdieron la vida a causa del tsunami que golpeó la costa norte con olas de unos cuatro metros de altura.