Enrique Rubio (efe) / el aaiún
Arropada por los suyos en su casa de El Aaiún, Aminatu Haidar disfrutó ayer de su victoria sobre Rabat, pero sin renunciar a la lucha. La activista saharaui se mostró dispuesta a «seguir trabajando hasta el final» por la independencia del Sáhara Occidental, y lanzó duras críticas a la actuación de los Gobiernos marroquí y español.
Postrada en una cama de su hogar, donde solo ingiere por ahora agua y suero oral, la mujer que ha tenido en vilo a la opinión pública mundial durante más de 30 días se dio un plazo de «un mínimo de dos meses» para retomar su actividad habitual.
Mientras familiares y amigos se agolpaban a las puertas de la vivienda para dar su bienvenida a la activista, unos pocos íntimos intentaban preservar la calma para que Haidar pudiese reposar en su pequeña habitación.
La saharaui presentaba un buen aspecto físico y aseguró encontrarse anímicamente «muy fuerte», pese a los 32 días de ayuno que ha mantenido para protestar contra su expulsión a España el pasado 14 de noviembre por haberse negado a reconocer su nacionalidad como marroquí.
Con un hilo de voz todavía algo tenue pero muy firme, Aminatu relató con emoción el reencuentro con sus hijos, Hayat y Mohamed, la noche del jueves, en la que apenas logró dormir.
Después de la tensa madrugada que se vivió ayer en las calles del barrio de Casa Piedra, donde se encuentra la casa de la activista, con incidentes entre la Policía y manifestantes, la tranquilidad regresó con las primeras horas de luz.
Desde su cama, Haidar dedicó palabras duras para el Estado marroquí, cuya estrategia definió como «estúpida». Para ella, la actual situación «es muy peligrosa, un paso atrás. Nosotros, como saharauis, no vamos a ceder; nada ha impedido nuestra lucha legítima por la autodeterminación».
En un comunicado, el Ministerio del Interior alauí indicó que el regreso se produjo tras los «llamamientos reiterados de países amigos -entre ellos EEUU y Francia-, para encontrar, por consideraciones humanitarias, una salida a la situación en la que ella se metió deliberadamente tras rechazar cumplir con las modalidades legales en vigor».
Haidar también estuvo beligerante con la posición del actual Ejecutivo de Madrid, al que acusa de haber tomado partido por Rabat y su iniciativa de autonomía, en un contencioso que se remonta a 1976, cuando España dejó de ser la potencia colonizadora de su antigua provincia. La activista instó a Zapatero a «cambiar su política hacia el pueblo saharaui después de esta reacción de alto nivel de la sociedad».
Por su parte, el Gobierno garantizó que no ha hecho concesiones a Marruecos para que aceptara el regreso de la activista y atribuyó la resolución de este conflicto a las intensas gestiones diplomáticas realizadas, pero la oposición no tardó en pedirle explicaciones e incluso dimisiones, como en el caso del PP.
