Ataques suicidas como el del sábado frente a su cuartel general en Kabul no son suficientes para amilanar a la OTAN que, muy orientada por EEUU, considera que Afganistán es la pieza clave de la lucha contra el terrorismo islamista a escala planetaria.
De ahí que, a través de su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, la Alianza Atlántica sostuviera ayer que la misión que dirige en el país asiático es «vital» para la seguridad de los países que participan, a pesar del creciente número de bajas.
Tales reflexiones las efectuaba el organismo internacional en un comunicado emitido pocas horas después de que se diese a conocer que la cifra de soldados británicos muertos en territorio afgano superó ayer los 200. Ante tal constatación, Fogh manifestó su «tristeza» y aseguró que siente «profundamente» la pérdida de vidas de soldados de la ISAF, en la que también está integrada España.
Según recoge la página de internet www.icasualties.org, los uniformados muertos de la ISAF y de la misión independiente que realizan otras tropas de EEUU contra los talibán y Al Qaeda totalizaron 76 el pasado mes de julio (una cifra récord desde la caída del régimen islamista en 2001) y sumaron 33 en la primera mitad de agosto.
A juicio del líder de la OTAN, tal sangría, que definió como «un precio elevado», debe ser entendida por Occidente ya que tales pérdidas tienen lugar en el marco de «una causa vital» para la seguridad de los 42 países que contribuyen con sus hombres a la ISAF.
Para intentar dar más fuerza a sus argumentos, el danés recalcó que prevenir el retorno del terrorismo a Afganistán es una cuestión «crítica», y recalcó que el trabajo de los 64.000 miembros de la fuerza internacional está centrado en garantizar la seguridad de las elecciones presidenciales y provinciales del próximo jueves.
En tal sentido, alegó que contribuir a la estabilidad democrática y la seguridad en el país asiático será «el mejor homenaje» a los hombres y mujeres que han perdido la vida allí, y subrayó que la determinación de la OTAN «seguirá siendo firme en los complicados meses que se avecinan».
Muy similares fueron las razones esgrimidas por el premier británico, Gordon Brown, quien, tras expresar su más sentido pésame por los últimos soldados fallecidos insistió en reiterar su compromiso con la OTAN. «Debemos y haremos que el Reino Unido sea un lugar más seguro logrando un Afganistán más estable», razonó antes de reiterar que la primera línea de combate contra el terrorismo de Al Qaeda está en aquel territorio, así como en las zonas fronterizas con Pakistán, donde, según sostuvo, se esconden y organizan los grupos que preparan potenciales atentados en Occidente.
Tales palabras fueron fielmente refrendadas por el ministro de Defensa del Gabinete de Londres, Bob Ainsworth, que también defendió la importancia «vital» de proseguir con determinación la misión militar en Afganistán para sus «intereses nacionales». «No podemos fracasar», resumió.
