No parece que las filtraciones acerca de la remodelación gubernamental que, según todas las especulaciones, podría ser dada a conocer hoy mismo de manera oficial por el presidente Zapatero, sea un globo sonda, sino más bien la jugarreta de algún empleado de Moncloa más amigo del PP que de los socialistas. No obstante, si se tratara de una prospección de popularidad, lo cierto es que el jefe del Ejecutivo haría bien en dar marcha atrás o, al menos, buscar otro nombre para sustituir a Pedro Solbes al frente del área económica del Gabinete.
La causa es que la hipotética llegada de la actual titular de Administraciones Públicas, Elena Salgado a una cartera clave en estos tiempos de profunda crisis ha suscitado un aluvión de recelos y críticas y muy pocas simpatías.
Más indiferencia ha causado la posibilidad que el presidente andaluz, Manuel Chaves se haga con una tercera vicepresidencia, que estaría encargada de la política territorial. Todavía menos rechazos levantó el relevo de Magdalena Álvarez en Fomento por el hoy número dos del PSOE, José Blanco.
No obstante, es necesario recordar que tales nombres son meras especulaciones, puesto que, pese a la expectación generada por la supuesta remodelación del Ejecutivo, ni el Gobierno ni la formación de Ferraz han hecho el más mínimo comentario al respecto.
La propia dirección socialista, que ayer se reunió, como cada lunes, en su sede madrileña, prefirió evitar el previsible acoso periodístico y canceló la rueda de prensa posterior con la socorrida excusa de los «problemas de agenda».
Desde Ejecutivo, el único comentario provino de la ministra de Educación y Deporte, Mercedes Cabrera, una de las posibles víctimas de los cambios, puesto que Deportes podría desgajarse en una cartera independiente, que manifestó que las reformas del Gabinete «competen exclusivamente al presidente» y «no son opinables».
Bastante más ganas de hablar tenían los partidos de la oposición, que interpretan los cambios como una muestra de extrema debilidad del equipo de Zapatero.
Así lo puso de manifiesto la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que señaló que el líder socialista «está dejando incluso de controlar el PSOE» y que ésta es la crisis de Gobierno «peor llevada de la historia». Según su compañero y responsable de Exteriores popular, Gustavo de Arístegui, la remodelación está motivada por la «catastrófica» gestión política y económica de un Ejecutivo que sufre un «desgaste espectacular».
Más contundente fue su jefe y líder conservador, Mariano Rajoy, que apuntó por elevación y, tras saludar las modificaciones «en la tripulación y los mandos intermedios», explicó que el principal problema es «el capitán», es decir, el propio Zapatero, que es quien debería dejar su puesto, porque «no fija un rumbo, no tiene claro dónde va, ni cuáles son sus objetivos».
Más allá de los nombres, Rajoy añadió que hay ministerios «reagrupables» e incluso «inútiles». Subrayó, por ejemplo, que el de Igualdad se ha limitado a anunciar una Ley del Aborto que es materia de Justicia, el de Vivienda «carece de competencias», y dijo no entender cómo la atención a la dependencia está englobado en Educación.
También llegaron palos desde CiU, a juicio de cuyo presidente, Artur Mas, si se confirma que Salgado, Chaves y Blanco pueden dirigir departamentos clave, «no serían buenas noticias para Cataluña», porque supondría el «enésimo retraso» en la financiación autonómica. Más conceptual fue el análisis de Joan Ridao, de ERC, para quien la remodelación pretende «dar oxígeno a un Gobierno agónico», ante una crisis que no ha tocado fondo y carente de apoyos parlamentarios.
Entre tanto pesimismo, llama la atención el punto de vista del próximo presidente gallego, el popular Alberto Nuñez Feijoó, que vio el vaso medio lleno y consideró que la marcha de Salgado es una «excelente noticia», porque «nunca tuvo norte ni horizonte», de modo que «es muy difícil que cualquier sustituto lo haga peor».
También mereció reproches la salida de Chaves de la Junta de Andalucía, a cuyo frente sería sustituido por el actual vicepresidente, José Antonio Griñán. Según el PP en la región sureña, la «espantada» se debe a que «iba a perder las elecciones» autonómicas por el «desastre económico».
La solución a las ‘quinielas’, esta misma tarde
El presidente Zapatero, que en ningún momento perdió ayer la sonrisa durante el II Foro de la Alianza de Civilizaciones, que se celebró en Estambul, no puede, sin embargo, estar demasiado contento con la inoportuna filtración de su revolución gubernamental, puesto que la noticia del relevo de Solbes y Álvarez eclipsó casi por completo la ansiada foto con Obama, que estaba llamada a ser uno de los momentos cumbre de una legislatura que cada vez se presume más corta.
Según su círculo más próximo, el inquilino de Moncloa asumió las informaciones «con aplomo y tranquilidad», hasta el punto de que, en una rueda de prensa, llegó a declarar que se tomaba «como un reto» las quinielas de ministrables, pero que solo el tiempo dirá «si aciertan o no».
Desde luego, resulta bastante revelador que el Presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, llamado a sumarse al Gabinete como tercer vicepresidente, no acudiera ayer a la cumbre de la Alianza de Civilizaciones, tal como estaba anunciado, lo cual resulta delator sobre lo bien encaminadas que están todas las especulaciones.
Lo que no está ni mucho menos claro es si Zapatero aprovechará la ocasión para crear un Ministerio de Deportes, tal como prometió el pasado 26 de noviembre en un encuentro con el equipo que ganó la Copa Davis de tenis. Entonces, muchos opinaron que se trataba de un calentón del socialista, contagiado por la euforia de los deportistas y su capitán, Emilio Sánchez Vicario.
De hacer caso al PP, en estos tiempos de crisis profundísima, mejor que ampliar el Gabinete, puesto que nadie se plantea la posibilidad de eliminar Cultura, sería eliminar departamentos de más que dudosa eficacia, como Igualdad o Vivienda, que parecen exclusivamente destinados al mero lucimiento de sus titulares.
