Respondiendo al clamor de la población y a desesperados políticos, un ex presidente visto como el padre de los pobres vuelve al poder en Brasil. Era el año 1950 y el hombre era el popular nacionalista Getulio Vargas. Pero eso podría volver a ocurrir en 2014 si, como creen muchos politólogos y correligionarios, el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva planea un retorno, cuatro años después del término de sus dos mandatos consecutivos tras las elecciones de octubre del próximo año.
Con una tasa de aprobación del 80 por ciento, Lula se ganó el elogio de su colega estadounidense, Barack Obama, como «el político más querido del mundo», y recibe presiones para que cambie la Constitución y busque un tercer mandato consecutivo.
Pero el dirigente brasileño rechaza esa opción, consciente de una posible reacción negativa si sigue la senda de varios líderes de América Latina que tratan de extender sus mandatos, como ha ocurrido con el presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Así, está tratando de asegurar que su jefa de Gabinete, Dilma Rousseff, sea la candidata de su Partido de los Trabajadores (PT) en 2010.
Pocos creen que el vigoroso centroizquierdista de 63 años, que ganó la Presidencia en su cuarto intento, esté listo para dedicar todo su tiempo a sus nietos y a la pesca, a la que es aficionado.
Ni Rousseff ni su previsto oponente en 2010, el gobernador de Sao Paulo, José Serra, son vistos como líderes carismáticos o con el toque electoral que ha mostrado Lula que, nada más llegar al poder, indicó que lucharía contra el cáncer de la sociedad brasileña: la pobreza. No obstante, las favelas siguen controladas por los mafiosos de la droga.
Algunos creen que tras cuatro años de un liderazgo normal, los votantes darían la bienvenida a un regreso de Lula con los brazos abiertos. «Cuando comience a salir, creo que habrá un profundo sentimiento de vacío. Un líder como él aparece muy raramente en la historia de un pueblo», sostuvo Alouizio Mercadante, jefe del PT en el Senado. «Con su juventud y su éxito, veo todas las condiciones para que vuelva como presidente en 2014», agregó.
Tiao Viana, otro senador del PT y hombre muy cercano al carismático líder, recalcó que existen muchas posibilidades de que se produzca el regreso.
Temido por los mercados como un izquierdista peligroso cuando fue electo por primera vez en 2002, Lula siguió una política económica ortodoxa que llevó a cinco años de crecimiento, mientras sus programas sociales ayudaron a sacar a millones de brasileños de la miseria.
El mandatario parece haber capeado la crisis económica con apenas un rasguño en su extraordinaria estrategia.
Lula ha descartado competir el año que viene, pero dejó abiertas sus opciones para los siguientes comicios. «Eso no sería un tercer mandato. Eso está en la Constitución», afirmó el mes pasado durante un viaje a Turquía, uno de los más de 70 países que visitó como presidente.
Sus andanzas por el mundo y su éxito en dar a Brasil una mayor influencia económica y social, pueden ser una pista de que este singular personaje considerará algún tipo de papel diplomático después de 2010.
Su activa política externa se ha centrado en impulsar el papel de su patria como un líder del mundo en desarrollo y fortalecer el diálogo sur-sur.
Existen especulaciones en la prensa de que podría asumir un rol en Naciones Unidas o establecer un instituto enfocado en combatir el hambre en el mundo.
