Son cuatro los candidatos que hoy miden sus fuerzas en las elecciones generales chilenas, que alumbrarán al sucesor de Michelle Bachelet, pero, al menos de hacer caso a los sondeos, dos de ellos están destinados a ser meros comparsas, puesto que, en la más que probable segunda vuelta de enero de 2010, todo apunta a que solo estarán el aspirante por la coalición gobernante, Eduardo Frei, y el de la derecha, Sebastián Piñera.
De hecho, los comicios plantean una clara dicotomía entre izquierda y conservadurismo, puesto que tres de los cuatro contendientes provienen del progresismo y han formado parte de la coalición de centro izquierda que gobierna el país desde 1990. Sin embargo, ninguno de ellos ocupa el primer lugar en las encuestas.
Después de 20 años de democracia tras la derrota de la dictadura de Pinochet en las urnas y por primera vez en medio siglo, la derecha se asoma pues como probable ganadora.
No obstante, la última palabra la tendrán los chilenos y, según quedó claro en el cierre de campaña, al menos dos de los tres aspirantes izquierdistas están dispuestos a apoyar a aquél de ellos que llegue a la segunda vuelta. Todo con tal de que la oposición de derechas no llegue a La Moneda.
El empresario de éxito
Tal empeño no se presenta nada fácil, puesto que el gestor del casi anticipado retorno de la ideología conservadora es dueño de una de las principales fortunas de Chile, estimada en 815 millones de euros. Se trata del empresario Sebastián Piñera Echenique, quien perdió en el balotaje o segunda vuelta de enero de 2005 ante la propia Bachelet. De 60 años, católico practicante, casado, padre de cinco hijos y abuelo de tres nietos, es doctor en Economía de la Universidad de Harvard y, tras una fructífera carrera empresarial, llegó a la política a fines de los 80, cuando fue elegido senador por Santiago.
Es propietario de un canal de televisión, de la mayor parte de la aerolínea Lan Chile y el principal accionista del Deportivo Colo Colo.
Fue un defensor del régimen de Pinochet y, aunque en 1988 votó No en el plebiscito que permitió volver a la democracia, un año después lideró la campaña que pretendió llevar al candidato de la dictadura a La Moneda.
Su carácter, su condición de empresario y su autonomía han generado a Piñera una compleja relación con sus socios políticos, agrupados en la Alianza por Chile, integrada por su propio partido, el derechista moderado Renovación Nacional, y por los herederos de la dictadura, agrupados en la Unión Demócrata Independiente.
Con ellos ha tenido serias diferencias durante la campaña debido a su decisión de apoyar la unión civil de personas del mismo sexo y la distribución de la llamada píldora del día después. No obstante, la posibilidad cierta de triunfo, el que con toda seguridad deberá defender en segunda vuelta el próximo 17 de enero, han aplacado las polémicas internas.
Su programa se basa principalmente en terminar con la corrupción, implementar la cultura de la eficiencia y de la transparencia, terminar con el clientelismo político, apoyar a la clase media, crear empleos, optimizar a las empresas públicas y, tal como dice su eslogan, hacer un cambio.
El Ex
Eduardo Frei Ruiz-Tagle, de 67 años, militante del Partido Demócrata Cristiano (PDC) quiere retornar a la Presidencia, que dejó en 2000 para dar paso a Ricardo Lagos, que ha apoyado su candidatura. Ingeniero civil, católico, casado, padre de tres hijas y ex senador, es hijo del ex Presidente chileno homónimo, quien, según reveló un juez esta misma semana tras 27 años de investigación, fue envenenado por agentes de la dictadura en 1982.
A pesar de representar la continuidad de Bachelet, que deja el cargo con altísimos índices de aprobación ciudadana, la misión no es fácil para Frei, que ha debido afrontar el lógico desgaste del oficialismo, las pugnas internas, las acusaciones de corrupción y, muy especialmente, el desinterés del electorado.
Pese a haber sido en sus comienzos uno de los mayores y más duros críticos de Bachelet, actualmente se declara como el continuador de su obra y su principal propuesta es mantener y mejorar el sistema de protección social que ha sido el sello de la primera chilena en llegar a La Moneda. Asimismo, ha apoyado la causa homosexual, el fortalecimiento de las medidas contra las violaciones a los Derechos Humanos, la discusión sobre el aborto terapéutico, el término del sistema binominal heredado de la dictadura y el voto de los chilenos que residen en el extranjero.
