Desde hace más de treinta años, el apellido Guerra ha ido ligado a los éxitos deportivos en el mundo del atletismo. Francisco Guerra González, que comenzó a despuntar en la década de los 70, llegó a ser campeón de España de cross en el año 1993, y varias veces fue seleccionado por España para disputar las competiciones internacionales. Su hijo Javier Guerra Polo ya es campeón de Europa de cross por equipos, y apunta a los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. La saga de los Guerra sigue apuntando a lo más alto.
Hace ya algunos años, un Paco Guerra en plenitud aseguraba que detrás de él llegaba su hijo Javier, que iba a ser mucho mejor atleta. ¿Era amor de padre, o intuición?
Paco Guerra: Se veía venir que Javi podía destacar dentro del mundo del atletismo, y pensaba que tanto él como su hermano Aitor podrían ser mis sucesores. Eso es algo que se ve desde pequeños, aunque hay que pasar por muchas fases, porque llegar y mantenerse en la categoría absoluta es algo que cuesta mucho, aunque tu calidad sea indudable.
Teniendo por delante deportes como el fútbol, el baloncesto, el balonmano o el tenis, ¿por qué Javier Guerra escoge un deporte tan solitario y sacrificado como el atletismo?
Javi Guerra: Empecé jugando al fútbol con el Quintanar, y poco a poco lo fui compaginando con el atletismo, yendo a las competiciones más importantes, pero prácticamente sin entrenar, porque mis entrenamientos eran de fútbol. Con 14 años vi que el atletismo se me daba mejor y decidí cambiar.
¿Y qué le dice el padre al hijo cuando éste le comenta que de mayor quiere ser atleta?
P.G.: Entiendo que en muchos deportes siempre hay un hijo que viene sucediendo al padre que practica el mismo deporte. Hay tantos casos que lo vi como algo normal. Eso no quiere decir que algunas veces no me haya arrepentido de animarle a continuar con el atletismo, y más cuando ya en categoría senior ves que las cosas no te salen como quieres, porque en el atletismo es muy complicado meterse en la élite tanto nacional como internacional, y muy poquitos llegan. Los atletas que empezaron con Javi apenas han llegado a un nivel bueno en senior.
¿Es Vd. consciente de todo a lo que ha tenido que renunciar por practicar su deporte favorito?
J.G.: Sí. Hay que renunciar a muchas cosas. Sin ir más lejos, entre los 18 y los 21 tienes que decidirte entre estudiar una carrera y hacer un poco lo que hacen todos los jóvenes, o apostar por el atletismo que implica muchas horas de sacrificio, y más a partir de los 18, en los que estás en una fase de desarrollo en la que si no cumples ciertas etapas a la edad absoluta te cuesta llegar al nivel. Sé a lo que he renunciado, pero disfruto mucho haciendo atletismo.
P.G.: Pero sí hay que reseñar que hay un entrenador extraordinario para los atletas que están en edad juvenil y junior, que es Isaac Sastre, que sabe llevar a los atletas de esas edades de manera fenomenal.
J.G.: Sin duda, Isaac hizo muy buen trabajo de base conmigo, orientándome con los entrenamientos cuando no tenía demasiada idea de cómo afrontarlos.
¿Su hijo ha tocado techo?
P.G.: Por supuesto que no. Es más, yo creo que está empezando y confío en que ahora que ha pasado la fase más complicada de maduración, tiene que llegar su explosión. Pienso que los años venideros van a ser los mejores para él. Para los Juegos Olímpicos de 2012 va a llegar en un momento de edad ideal, y creo que ese es el máximo objetivo que puede cumplir. Ya está acudiendo con regularidad a campeonatos de Europa a pesar de que con la proliferación de atletas nacionalizados hay muchos problemas para entrar en las selecciones y para lograr buenos puestos en los campeonatos. Ahora el nivel es muchísimo más alto.
J.G.: Me veo cada año mejor en los entrenamientos, y estoy seguro de que la calidad en los entrenamientos se va a terminar reflejando aún más en los resultados de las grandes competiciones, que es lo que me falta. Sé que mi punto flojo es la pista, donde no consigo buenas marcas, pero trabajo duro para cambiar eso. Con los años lo lograré. Pero prefiero no pensar en los Juegos y pensar en objetivos más cercanos como el Europeo de cross del mes de diciembre, en una prueba que me gusta mucho. En 2012 ya se verá todo, aunque no puedo negar que me haría muchísima ilusión, porque tiene que ser una experiencia única.
La tendencia es a hacer distancias más largas cuantos más años se cumplen. De momento, ¿cuál es su prueba?
J.G.: Está entre el 5.000 y el 10.000, aunque para esta última me falta un poco la madurez de ritmo y de kilómetros, algo que se gana con los años. También he de trabajar las distancias más cortas, como el 1.500 o el 3.000 para ganar en velocidad, pero me veo mejor en el fondo que en el medio fondo.
