El que parecía ser un verano ilusionante para el turismo, motor de la economía española, se está tornando en pesadilla. Y es que la epidemia de los controladores de El Prat ha provocado que los hosteleros calculen unas pérdidas en torno a los 15.000 millones de euros si la situación no mejora. Así se lo hicieron saber ayer a Fomento, que parece que ha cogido la sartén por el mango. El ministro José Blanco aseguró que los militares están «preparados» para cubrir a los civiles con todas las garantías de seguridad.
De hecho, destacó que algunos de estos profesionales han desempeñado funciones en lugares como Afganistán, de muy difícil gestión del tráfico aéreo. Asimismo, señaló que no sería «descabellado» crear una reserva especial de controladores aéreos «para hacer frente a los desafíos».
Por su parte, Francisco Martín, presidente de la única asociación de controladores aéreos militares en España, sostuvo que su personal es apto para desempeñar la labor de los enfermos, aunque no ocultó que, para ello, vaya a ser necesario formación adicional. En este sentido, el dirigente socialista añadió que ésta sería sencilla. Así, puso como ejemplo el trabajador de Alicante que quiera venirse a trabajar a Madrid. En el caso de las torres, el ministro explicó que la formación y habilitación es «muy rápida», mientras que para los centros de control se precisa algo más de tiempo. En todo caso, es preceptiva una licencia de la UE.
Respecto a la negación de una huelga encubierta por parte de los controladores, el ministro recalcó que, aunque el colectivo desvincule las causas de las bajas de la negociación del convenio colectivo, «sí tienen mucho que ver». «Para ser controlador hace falta el título de bachillerato, un dominio absoluto del idioma inglés y haber superado una prueba psicofísica incompatible con la ansiedad y el estrés». Así, ante la presentación reiterada de estas enfermedades, el trabajador podría estar «inhabilitado» para el cargo.
Mientras, el presidente de AENA, Juan Lema, consideró que los profesionales catalanes tienen una «extraña enfermedad», y señaló que si no es una «huelga encubierta» lo que están llevando a cabo se le parece mucho. De hecho, apuntó que en la noche del martes, en la torre del aeropuerto de Gerona, de los cuatro controladores que debían acudir al trabajo, tres se pusieron «repentinamente» enfermos. La respuesta la puso el vicedecano del Colegio Oficial de Pilotos de Aviación Comercial (Copac), Gustavo Barba, que denunció que esta institución «no cumple sus compromisos de capacidad y no funciona correctamente».
Para colmo de males, un total de 69 vuelos fueron cancelados entre los aeropuertos españoles y franceses debido a la huelga que están realizando los profesionales galos. Y es que a perro flaco todo son pulgas.
