El Parlamento israelí no dio ayer sorpresas y, tal y como se esperaba, eligió a Reuven Rivlin como el décimo presidente del Estado judío para un mandato de siete años, cargo en el que sucederá a Simon Peres a finales de julio.
El designado, de 74 años y candidato del partido gobernante Likud, se impuso en segunda ronda con 63 votos a Meir Shitrit, de 65 años y presentado por la centrista Hatnua, que obtuvo 53 apoyos de los 116 válidos depositados por los 120 diputados de la Knesset.
El nuevo mandatario anunció su intención de ser presidente de todos los grupos del país. «De los judíos, árabes, drusos, religiosos y no religiosos», prometió.
Un Rivlin visiblemente emocionado rezó por la paz y, para ello, se colocó una kipá blanca (con la que los judíos se tapan tradicionalmente la cabeza en las celebraciones) durante la ceremonia en el Parlamento que siguió a su elección.
Después de ser investido, el próximo 24 de julio, tendrá que abandonar el Likud, al que denominó su patria política. «Ahora pertenezco a todos, pertenezco al pueblo», indicó.
Al contrario que Peres, el dirigente electo se opone a la solución de dos terroritorios en el conflicto con los palestinos, aunque aboga por la igualdad de derechos para los árabes como ciudadanos de un futuro gran Estado israelí.
Peres recomendó a su sucesor en un tono en broma que ahora «considerara cada palabra» y se mostró convencido de que el conservador será un «presidente digno». Rivlin, por su parte, aseguró a su antecesor que será difícil seguir sus huellas, en referencia a su prestigio internacional.
El primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, saludó la elección y afirmó que espera una estrecha cooperación con el recién designado, aunque es un secreto a voces que la relación entre ambos es tensa. Por eso, su fracción había tardado en dar un abierto apoyo a Rivlin.
Su labor más importante, señaló, es ahora unir al pueblo y representar dignamente a los judíos en el extranjero. Israel es «el país que más desafíos debe enfrentar en todo el mundo», aseveró.
También el líder de la oposición, Izhak Herzog, del Partido Laborista, felicitó a Rivlin, del que auguró que será «un extraordinario presidente».
Antes, desde el ala derecha del Parlamento de Tel Aviv se había saludado la designación. Israel tendrá ahora un «presidente patriota y de derecha», explicó el diputado Miri Regev, del Likud. «Tendremos un mandatario que cree en el derecho del pueblo de Israel a su territorio y que no se avergüenza de decirlo abiertamente», añadió el ministro de Economía, Naftali Bennett, del Partido de los Colonos.
También el embajador estadounidense, Dan Shapiro, felicitó a Rivlin por Twitter y le deseó «valor y fuerza».
