Faltan apenas unas horas para que se cumpla el plazo establecido para que la Cámara de Representantes de Estados Unidos apruebe el aumento del techo de gasto y evite la suspensión de pagos. Una empresa que se antoja cada vez más difícil, teniendo en cuenta que ayer se cumplieron dos semanas de bloqueo de la Administración ante el desacuerdo existente entre republicanos y demócratas en la aprobación de los presupuestos y que la posibilidad de cerrar un pacto que reabra los servicios públicos se encuentra cada vez más encallado.
Las esperanzas de éxito de las negociaciones que eviten que EEUU entre en impagos por primera vez en su Historia se diluyeron más aún ayer, a pesar de que en el Senado se hablaba de «optimismo» de cara a cerrar el acuerdo de las cuentas de 2014. Y es que, a pesar de que los legisladores conservadores en dicho órgano lograron perfilar con los progresistas una propuesta que pusiera punto final a la crisis, sus compañeros de partido en el Congreso volvieron a presentar una iniciativa más dura que ponía fin al júbilo inicial y que, nuevamente, exigía modificaciones en la reforma sanitaria del presidente, Barack Obama.
También en la Cámara Alta abogaban por introducir cambios en esa ley, conocida como Obamacare, pero con unos matices que no incluyen, como exigen desde el Parlamento, la retirada de su financiación o el aplazamiento de un año.
Sin embargo, el plan de los parlamentarios incluye un aplazamiento de dos años del impuesto sobre los equipos médicos -previsto para ayudar a financiar la reforma sanitaria- e añade una disposición eliminando la contribución del empleador a la atención sanitaria para los miembros del Congreso y los funcionarios de la Casa Blanca, algo «inaceptable» para Obama y los suyos.
Ante tal situación, la Casa Blanca saludó los esfuerzos bipartidarios en el Senado, pero advirtió de que la solución está «todavía lejos», más aún teniendo en cuenta que rechazó la contrapropuesta de la oposición en el Parlamento, al calificar este plan como una nueva «exigencia de rescate» que «trata de apaciguar a un pequeño grupo de republicanos del Tea Party».
«Nos alientan los avances que hemos visto en la Cámara Alta, pero seguimos lejos de un acuerdo», indicó el portavoz del Ejecutivo, Jay Carney, para agregar que el jefe del Gobierno «ha dicho reiteradamente que los congresistas no pueden reclamar un rescate por cumplir con su responsabilidad básica de aprobar un presupuesto y pagar las facturas de la nación».
«Desgraciadamente, la última propuesta de los republicanos de la Cámara de Representantes hace, precisamente, eso, en un intento partidista de tranquilizar a los ultraconservadores, que fueron los que, en primer término, forzaron el cierre del Gabinete», aseveró.
Asimismo, la Administración Obama instó a los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, a trabajar «de buena fe» y de forma «bipartidaria», tal y como lo ha hecho ya el Senado, dominado por los demócratas.
De este modo, las esperanzas de conseguir cerrar un acuerdo, ya no solo para poner fin al bloqueo, sino, y más importante, evitar el conocido como default, que podría perjudicar a la economía mundial, decrecen, a pesar de la buena sintonía reinante en la Cámara Alta.
