El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, afirmó ayer que las pruebas que se han realizado en las últimas horas a muestras recogidas tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto en el este de Damasco «han dado positivo por gas sarín». Así, aseveró que estas partículas fueron recogidas por agentes «independientes», y que «se ha conservado la cadena de custodia apropiada».
«En las últimas 24 horas hemos sabido que los indicios procedentes del lugar del ataque analizados han dado positivo por trazas de tóxicos», sentenció. Además, sostuvo que, «cada día, este caso es más sólido». «Sabemos que el régimen ordenó este golpe. Conocemos de dónde procedían los cohetes, dónde impactaron y el daño que causaron. Hemos visto escenas horribles y tenemos pruebas procedentes de otras vías, que, después, el Gobierno intentó ocultarlo, así que el caso es real», argumentó.
El demócrata aprovechó para defender la decisión de Barack Obama de pedir el apoyo del Congreso para una intervención en Siria en represalia por el ataque químico. «Para mí, es sorprendente ver cómo la gente se levanta ofendida ante la noción de que la Cámara opine. Quiero decir que puedo escuchar aún las quejas que se habrían producido si el presidente hubiese actuado unilateralmente», aseveró.
Ante esto, un crecido Bachar al Asad confirmó que su país podrá enfrentarse a cualquier agresión internacional y que la amenaza de intervención militar anunciada el pasado viernes por Obama, no alterará los principios de Damasco ni su lucha contra el «terrorismo».
El dirigente indicó que su Ejército está consiguiendo una victoria tras otra y no se detendrá hasta lograr la «seguridad total».
Por otra parte, el ministro del Interior galo, Manuel Valls, solicitó que se forme una coalición conjunta para actuar porque «un país solo no puede afrontarlo». «Es hora de intervenir de forma unida», declaró.
Éxodo a las fronteras.- Ya en horas tempranas de la mañana puede verse cómo se forman largas filas delante del paso fronterizo de Masnaa, entre Siria y el Líbano. Días después de que el equipo de especialistas en armas químicas de la ONU partiera del país, son muchos los sirios que quieren buscar resguardo en el país vecino ante la posibilidad de un ataque militar. Entre ellos también hay seguidores del régimen del presidente Bashar al Asad que buscan ocultarse, aunque sea brevemente, en el extranjero.
Uno de ellos es Rama Dzubeili, madre de tres hijos. «Solo estamos aquí porque creemos que habrá una intervención militar. Para nosotros es como estar de vacaciones. Luego regresaremos y respaldaremos a nuestro Gobierno», aseguró.
En la mayoría de los vehículos con matrículas sirias viajan mujeres y niños. Un empleado de migraciones llegó a contar el cruce de 250 personas en dos horas, mientras que en los últimos dos días se estima que otros 15.000 ciudadanos abandonaron por ese paso el país. La mayoría de ellos procedía de regiones controladas por el Gabinete de Al Asad.
Dina también tiene previsto quedarse poco tiempo fuera de Damasco: «Esperaremos una semana y veremos qué sucede. Si la situación empeora, viajaremos a casa de mi hijo, en Francia».
