El español Rafa Nadal se despidió ayer de la peor forma posible del Abierto de Australia, en el que defendía el título, después de abandonar su partido de cuartos de final ante un gran Andy Murray, que le dominaba por 6-3, 7-6 y 3-0 cuando el balear no quiso forzar más su rodilla derecha.
Las alarmas sonaron en la Rod Laver Arena al término del segundo set. El manacorí, a buen nivel, no podía con su rival y notaba dolores a la altura de su articulación, que nuevamente da problemas al tetracampeón de Roland Garros y que el año pasado le hizo renunciar a disputar Wimbledon.
El balear pidió la asistencia del fisioterapeuta y su rostro no daba señales de ser un mero problema de cansancio. Saltó de nuevo a la pista, pero, tras perder dos juegos más, estrechó la mano del escocés y decidió retirarse.
Hasta entonces, la imagen de Nadal había sido bastante alentadora. Más agresivo que en anteriores choques, ayer se topó con un obstáculo de mucha entidad, que aceptó el desafío y que supo salir de las situaciones más adversas.
Y es que el español empezó muy centrado y manteniendo a raya al británico. Gracias a ello, rompió rápido su saque (2-1), pero no solo no lo supo aguantar, sino que encajó cuatro juegos seguidos. Además, el segundo cabeza de serie tuvo tres bolas de ‘break’, pero Murray, muy firme con su revés, sentenció a la tercera pelota de set.
En el segundo parcial, Nadal no acusó la pérdida del anterior y siguió agresivo. El escocés respondía aguantando los peloteos y con un juego igual de feroz, lo que le hizo acumular golpes ganadores.
De todos modos, el mallorquín volvió a tomar la delantera tras un ‘break’ en el sexto juego, pero nuevamente no supo aguantar. La igualdad y los grandes golpes fueron la tónica entonces, aunque el número cinco del mundo tuvo cuatro oportunidades de rotura con 5-5, salvadas por un Nadal, que perdió, en cambio, su hasta entonces aguerrida imagen en el ‘tie-break’ (7/2).
Más de dos horas de partido y el zurdo de Manacor que tenía que remontar dos parciales en contra. La misión se antojaba complicada, y más cuando se percató del dolor en la zona de su rodilla derecha. El español lo intentó, pero, posiblemente, por su experiencia del año pasado, prefirió no arriesgar y cedió su billete a Murray, dejando su corona vacante.
Ahora, el siguiente rival del escocés será el croata Marin Cilic, decimocuarto cabeza de serie, que derrotó al estadounidense Andy Roddick por 7-6, 6-3, 3-6, 2-6, 6-3.
«No me preocupa»
En la sala de prensa, Nadal señaló que no cree que la lesión que sufre en la rodilla derecha le tenga apartado de la pista. «Todos los percances son preocupantes y duros de aceptar, pero no me preocupa mucho».
«Me pasó al final del segundo set, en una dejada sentí un pinchazo ahí y desde el primer momento noté que algo no iba bien, pero a medida que iban pasando los juegos y me tenía que agachar me dolía más. No podía ni sacar ni agacharme bien».
El número dos del mundo recordó que «la mala suerte no es eterna», y que es triste retirarse por una lesión. «Es muy triste, pero hay mucha gente que está mucho peor», analizó. «Soy realista y he hecho todas las cosas para que todo vaya bien, y he tenido un pelín de mala suerte», concluyó.
