Un gol de Gerard Piqué, a seis minutos para la conclusión, alimentó la esperanza del Barça de alcanzar su sueño y clasificarse para la final del Bernabéu, pero su tanto fue insuficiente frente a un ultradefensivo Inter de Milán (1-0), que jugó con uno menos desde el minuto 28 por la expulsión de Motta.
El sueño de jugar la final de la ‘Champions’ en Madrid duró 10 minutos, los que transcurrieron desde el tanto de Piqué hasta que el árbitro pitó el final. Antes, Bojan vio cómo le anularon un gol por mano previa de Touré Yayá.
Vividos partidos épicos a distancia, como el gol de la pasada temporada en las semifinales en Stamford Bridge o la goleada en el Bernabéu, los aficionados ‘culés’ crearon la ambientación necesaria para llevar en volandas a los suyos.
Necesitaba el Barça una remontada y en casa, pero no fue posible. Al equipo no se le vio sobreexcitado, jugó con paciencia, buscando siempre la mejor solución, esperando alguna aparición de Messi.
Como en otros muchos encuentros, Guardiola sorprendió desde la alineación. No pudo recuperar a Abidal, aún lesionado, pero no jugó con Maxwell de lateral zurdo, así que, como en la final de la ‘Champions’ del año pasado, puso a Touré Yaya de central y Gabi Milito de central.
El guión era el previsto: abrumadora posesión de los locales y un rival agazapado. A pesar de ello, los azulgranas no tuvieron muchas ocasiones en el primer tiempo, solo un par de remates de Pedro y un magnífico disparo de Leo Messi.
Y eso cuando el Inter ya jugaba con 10. Motta, en una acción ridícula, fue expulsado en el minuto 28. El ex azulgrana vio una amarilla por una entrada sobre Messi, pero se superó en una jugada ante Busquets.
En una acción en el centro del campo, teniendo él la posesión, le dio un manotazo al centrocampista local. Cuando el árbitro lo expulsó, zarandeó a Busquets, lo cogió por el cuello y tuvo que ser separado por sus compañeros.
Si antes de esa acción, el Inter jugaba muy retrasado, después aparcó el autobús junto a la meta de Julio César. No tenía, sin embargo, soluciones el Barça. Con tanta densidad de jugadores en el centro, los de Guardiola no encontraban espacios, y tampoco buscaron proyectarse demasiado por las bandas.
El Barcelona, que había pedido ser el Barcelona en la víspera, no lo fue. Maniatado en el primer tiempo, sin muchos más recursos en la reanudación, a pesar de que Guardiola intentó que su equipo tuviera más profundidad por las bandas con la entrada de Maxwell y de Jeffren, o más mordiente arriba tras poner en juego a Bojan.
Pero ni las ocasiones llegaban, ni el juego del equipo de la Ciudad Condal invitaba al optimismo. El Barça se perdió sin creación, a pesar de los intentos de Xavi, el que más participó en todo el partido, y también de Leo Messi.
En el fondo, al Inter pareció irle bien la expulsión de Motta. Supo que tenía que defender desde muy pronto y se acomodó, consciente de sus limitaciones, mientras los locales se desesperaban.
Sin apenas ocasiones, el partido se plantó en el minuto 82. Bojan no acertó, en un remate de cabeza en el segundo palo que podría haber sido definitivo, hasta que apareció Piqué.
El central recortó a Córdoba y a Julio César y marcó el 1-0 en el minuto 84. Desde entonces hasta el 94, por los cuatro minutos que añadió el árbitro, el Barça se volcó.
Lo intentó Xavi, también Messi, y de nuevo Bojan, pero sin precisión. El 1-0 fue insuficiente, el barcelonismo se quedó sin el sueño de jugar una ‘Champions’ en el Bernabéu, el Inter volverá a una final de la máxima competición continental, una Copa que no levanta desde 1965.
