Los enfrentamientos entre gadafistas y rebeldes continuaron ayer, apenas unas horas antes de que finalice el ultimátum que el Consejo Nacional Libio dio a los leales al régimen que se mantienen atrincherados en Bani Walid y Sirte para que depongan las armas de forma pacífica.
Los partidarios del coronel lanzaron varios cohetes contra los insurgentes que se mantienen en los alrededores de ambas ciudades para intentar hacerse con el control de las mismas.
Estos acontecimientos están colocando a los rebeldes ante un complejo dilema: dilatar el proceso negociador, con el deterioro de autoridad que podría acarrear o dar un golpe de mano, aunque eso conlleve una masacre que a la larga pueda fortalecer la oposición oficial.
De momento, los comandantes rebeldes no señalan que sean la batalla final para tomar ambas ciudades y el CNT tampoco aclaró si van a ampliar el plazo dado a los gadafistas como ya hiciera en ocasiones anteriores.
Y mientras continúan los enfrentamientos en territorio libio, la Interpol anunció la emisión de una orden de detención Muamar al Gadafi, su hijo Saif al Islam y su cuñado Abdulá al Senusi, tras la petición del fiscal de la Corte Penal Internacional.
Por su parte, el Gobierno de Níger aseguró que respetará sus compromisos con el Tribunal Penal Internacional si el líder libio o sus hijos entran en su territorio.
