Cuanto todo parecía que pintaba bien para la Segoviana, cuando el equipo azulgrana había alcanzado un buen momento de forma y apuntaba a los puestos de play off después de haber jugado ante todos los primeros clasificados, llegó la crisis. Absolutamente inesperada, y por ello de apariencia más grave que la propia de un par de malos partidos. Porque el problema no son los malos partidos, sino ante qué rivales se han producido, y las circunstancias que han llevado a estas derrotas.
La primera de esas derrotas, ante el Cristo Atlético, apuntó a un exceso de confianza frente a un rival que no había ganado un solo partido. Pero la de ayer, frente al Becerril en La Albuera, presentó más connotaciones, porque el equipo azulgrana ejecutó el fútbol justo en el centro del campo, apenas tuvo presencia en el área contraria, con graves errores en los metros decisivos, hizo un planteamiento de partido que se mostró poco eficaz… y tuvo una portería que aportó todo, menos seguridad.
De primeras, Santi Sedano quiso aprovechar el buen momento de Dani Lázaro situándole en el equipo titular, volcado a la banda izquierda. Esto obligó a Dani Calleja a ocupar el costado derecho, lo que directamente desconectó al centrocampista del partido, con muy poca participación en el juego, colgando balones desde la banda, algo que evidentemente no es su fuerte.
A ello se le unió un Becerril muy pegajoso en las marcas, y un terreno de juego que debido a la lluvia se puso rapidísimo. La suma propició uno de los partidos más pobres de la Segoviana en el plano ofensivo, con una primera parte en la que el jugador más incisivo fue Alex, con un par de remates bien detenidos por Sevi, que tuvo la suerte de cara en un lanzamiento fuera del área de Rubén que, tras rebotar en un defensor, se fue a sus manos. Por lo demás, un cabezazo fuera de Dani Arribas en un saque de esquina, un par de internadas de Dani Lázaro… y nada más.
El Becerril hizo mucho menos en ataque que el equipo gimnástico, con un remate fuera de Merino, y otro de cabeza que se fue alto de Blanco, en el primer balón colgado que evidenció los problemas de Pablo a la hora de hacerse con esos centros.
Parecía que en la segunda parte la Segoviana tenía las cosas algo más claras, con dos lanzamientos de Arribas y Ricardo que se encontraron con la respuesta de Sevi. Llegó poco después una acción que bien pudo haber cambiado el signo del partido, cuando Dani Arribas se plantó solo ante el portero visitante, pero optó por intentar ceder el balón a Miguel antes que por culminar el mano a mano. Poco después, Pablo despejó al centro un envío al área, y el balón le cayó a Melero, que puso el pie justo en el momento en el que Dani Calleja intentaba tocar la pelota. El penalti fue culminado por el propio Melero.
La Segoviana, obligada a atacar, mostró sus pocas luces en la ofensiva. Quiso echar una mano un árbitro con las mismas pocas luces a la hora de dirigir el partido, señalando un penalti a favor de los de casa en una caída de Dani Arribas tras un salto con Isra. Para certificar su mala tarde, Dani Calleja lanzó la pena máxima, y Sevi le adivinó la intención, despejando el lanzamiento.
Y ese fue el principio del fin, porque el Becerril ajustó aún más su sistema defensivo, la Segoviana no logró llegar con claridad ni una sola vez más, descompuesta en el centro del campo con la salida de Ricardo, y las ocasiones fueron mucho más claras en el área de Pablo que en el de Sevi. Ni siquiera por acumulación de hombres arriba consiguieron los locales generar más ocasiones que un lanzamiento de Rubén desde fuera del área que se encontró con la mano salvadora del portero palentino. La derrota fue inapelable, porque el Becerril, sin hacer nada del otro mundo, sí pudo ejecutar su plan. Todo lo contrario que una Segoviana que, teniendo mucho más que ofrecer que su oponente, no encontró la manera de desarrollar su fútbol.