Para Javier Yraola exponer en Segovia, en el Torreón de Lozoya, tiene “mucho significado” por muchas razones: el antecedente de la exposición antológica que la sala cultural de Caja Segovia dedicó a su hermano Ignacio Yraola Asín, un año después de su muerte y, fundamentalmente, porque este artista, más vocacional que profesional, se siente muy vinculado a la ciudad en la que vivió parte de su niñez y juventud y a la que viene con mucha frecuencia.
Esta semana contaba que la venta de las obras expuestas en la sala de Las Caballerizas del Torreón va un poco lenta. “La crisis se nota”, comenta, al tiempo que recuerda que los precios están muy ajustados teniendo en cuenta el mercado, algo que ha sido posible, en parte, al tratarse de un centro de exposiciones no comercial.
La muestra que puede contemplarse hasta el próximo 4 de julio es un recorrido por las distintas direcciones que ha tomado su obra en las últimas décadas, desde la más pura abstracción a la figuración en clave realista o simbolista.
Precisamente recalca su no profesionalidad en el ámbito de la pintura porque siempre ha pintado cuando y cómo le ha parecido. “No busco un camino, una línea clara y definida”, apostilla.
Cerca ya de cumplir ochenta años, sigue pintando, aunque admite algunas limitaciones físicas que sortea optando por formatos más pequeños. “Me sigue apeteciendo”, aclara este artista que ha planificado la muestra durante los dos últimos años con la finalidad, tanto de dar a conocer su obra en Segovia como de contribuir a las actividades de Médicos sin Fronteras-España. De hecho, el director de esta ong, Aitor Zabalgogeaskoa, es es el autor del texto del catálogo.
En la exposición pueden encontrarse, entre otras obras, paisajes, bodegones o figuras, incluyendo tres o cuatro con temática segoviana.
Nacido en Barcelona en 1931, Yraola llegó a Segovia muy joven, al trasladarse su familia a la ciudad, y evoca esos años de niñez con cariño. “Ya se sabe que esos años marcan mucho en la vida”, asegura.
Satisfecho por poder haber realizado esta exposición en un lugar tan emblemático de Segovia, sólo lamenta “no haberlo hecho antes” y confía en que en la recta final de la muestra los segovianos y visitantes que la contemplen se animen a adquirir sus obras