El Gobierno francés decidió obviar al Parlamento y sacar adelante por decreto la controvertida reforma laboral, una de las medidas estrella del presidente, François Hollande, contestada en la calle con numerosas movilizaciones.
Tras constatar la falta de consenso entre los propios diputados socialistas, el Ejecutivo dio luz verde al primer ministro, Manuel Valls, para sacar adelante la medida sin la celebración de una votación en el Parlamento.
Así, el Gobierno recurrirá ahora a la cláusula 49.3 de la Constitución en virtud de la cual puede adoptar medidas por decreto si la oposición no saca adelante una moción de censura en un plazo de 48 horas. El Ejecutivo debe celebrar un Consejo de Ministros extraordinario para validar dicho procedimiento.
Valls defendió que se trata de “un texto coherente y equilibrado” y lamentó que los grupos opositores, en lugar de sumarse a la “dinámica del compromiso”, hayan optado por “bloquear” la iniciativa, según el diario ‘Le Figaro’. “El país debe avanzar”, explicó el primer ministro, que intentó conformar una coalición hasta el día de ayer.
El proyecto, que ha recibido críticas también de diputados socialistas, tiene entre sus aspectos más controvertidos el artículo 2, según el cual prevalecen los convenios de empresa por encima de los colectivos. La oposición conservadora ya ha anunciado que presentará la moción de censura, si bien necesitaría el apoyo de 60 diputados de izquierdas.
