El Real Madrid derrotó ayer a Osasuna en su debut oficial en el Santiago Bernabéu gracias a un gol de Carvalho, quien culminó a puerta vacía una acción de contraataque, en un partido gris en el que la calidad del alemán Özil ilusionó al aficionado blanco.
La derrota del Barcelona provocó más alegría en el estadio ‘merengue’ que el fútbol de los anfitriones. Al equipo dirigido por José Mourinho le cuesta arrancar; no encuentra un patrón de juego, aunque al menos obtuvo los tres puntos y ya está por encima del eterno rival.
Algunos silbidos de desesperación que se escucharon en el descanso en el coliseo blanco mostraron que el rendimiento de la plantilla está a años luz de la exigencia del buen aficionado del club de la capital de España.
El Real Madrid dominó a su rival por inercia y por su mayor calidad, pero exhibió una preocupante falta de ideas cuando superó el centro del campo. Si el contrario se halla bien posicionado, las luces se apagan.
Y eso que Mourinho apostó por casi todo su arsenal ofensivo de inicio, pero no existió el orden en la delantera. Por ejemplo, Cristiano Ronaldo partió de la izquierda y corrió por las diferentes zonas del campo con ansiedad, como quien no sabe exactamente qué hacer ni cuál es su sitio adecuado sobre el césped.
Juntos desde el arranque Higuaín y Benzema, con el francés caído a la derecha, el peligro lo generó entre líneas Özil. Rápido a la hora de recibir y ver desmarques, puso la nota brillante a un conjunto demasiado plano.
Tras una primera mitad poco atractiva, la escuadra de Concha Espina salió más ‘enchufada’ en el segundo acto. Llevaba partido y medio de Liga sin marcar, el Barça había perdido y debía reaccionar de inmediato. La prioridad era ganar.
Un cabezazo de Özil ya asustó a los pupilos de José Antonio Camacho, aunque la diana no se produjo en esa jugada, sino en una posterior. El alemán asistió a Cristiano Ronaldo, aciago en el remate. No obstante, el rechace del tiro le cayó al portugués, que ‘regaló’ el tanto a su compatriota Carvalho, quien anotó a puerta vacía.
A partir de ahí, el Madrid se soltó algo, pero no hubo más goles.
