Los países de la OTAN acordaron ayer reforzar la presencia de unidades navales en el Mediterráneo, pero dejaron claro que la Alianza no usará la fuerza en Libia sin un mandato de las Naciones Unidas y el respaldo de todos los países de la región.
Así, los ministros de Defensa del grupo, reunidos en Bruselas, decidieron además seguir preparando toda una serie de posibles acciones, cuya planificación han encargado a las autoridades militares de la organización. Principalmente, las tácticas se centran en facilitar la entrada de ayuda humanitaria en Libia, llevar a cabo un bloqueo marítimo para evitar el ingreso de armas en el país e imponer una zona de exclusión aérea para frenar los bombardeos del régimen sobre la población.
La intención de la Alianza Atlántica es tener todo listo para intervenir de forma inmediata si recibe una solicitud y se cumplen los tres requisitos que se ha fijado, es decir, que haya una necesidad demostrable de actuar, un marco legal claro y un apoyo firme de los países de la región. Con ese fin, los ministros decidieron trasladar a la zona central del Mediterráneo más unidades navales para ayudar a vigilar la situación frente a las costas libias.
Este operativo se suma al refuerzo de las actividades de los aviones de vigilancia Awacs, que sobrevuelan la zona las 24 horas del día para recoger información.
El secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, recordó que sigue siendo muy poco clara la dirección que la situación en Libia puede tomar en el futuro, y que la coordinación de la comunidad internacional resulta fundamental a la hora de responder.
Volvió a dejar claro, eso sí, que la intención de la organización no es intervenir militarmente en Libia y que cualquier decisión estará en manos de la ONU. «La Alianza está unida, vigilante y preparada para actuar», subrayó.
No obstante, Francia se desmarcó de sus socios y se convirtió en el primer país en reconocer a los rebeldes del Consejo Nacional Libio de Transición como únicos representantes legítimos del país. A ello también se sumo Alemania.
Según algunas informaciones, París defendería además ataques selectivos contra algunas infraestructuras del régimen de Gadafi, lo que, de acuerdo con varias fuentes, no se planteó ayer en la OTAN.
Por su parte, España ve ciertos riesgos en que la comunidad internacional reconozca de forma prematura al rebelde Consejo Nacional Libio como legítimo representante del pueblo. Altos cargos del departamento de Asuntos Exteriores coinciden en señalar que no se conoce qué figuras lideran, ese Ejecutivo de transición ni qué intenciones tienen.
El Gobierno nacional ya ha entablado un primer contacto con los rebeldes a través del jefe de la Oficina Humanitaria del Ministerio de Exteriores, Pablo Yuste, que se desplazó a la ciudad liberada de Bengasi para entregar varios cargamentos de medicinas y tomar el pulso al Consejo Nacional libio. Así, España es partidaria de decidir con el resto de socios europeos cómo apoyar las alternativas que puedan dar relevo a Gadafi sin empeorar las cosas y perder la ventaja conseguida con las revoluciones de Túnez y Egipto.
Revueltas
De cualquier modo la situación en Libia no se calma. Las fuerzas gadafistas tomaron ayer el enclave petrolero de Ras Lanuf, a unos 450 kilómetros al este de Bengasi, y los milicianos se replegaron hacia Brega, a unos 200 kilómetros al este.
Un corresponsal de Al Yazira que acompañó a las fuerzas rebeldes en su retirada apuntó que el número de fallecidos era muy elevado. Los intensos bombardeos aéreos acompañados de cohetes, morteros, carros de combate y artillería, además del despliegue de tropas terrestres, acabaron con la resistencia opositora.
El ataque fue lanzado desde el sur y el oeste de Ras Lanuf con una ofensiva brutal y profesional por parte de las tropas leales a Gadafi. Los milicianos no pudieron hacer frente a la superioridad de los leales al líder y admitieron que no contaban con las armas necesarias para resistir el fuerte empuje.
Pese a ello, la dirección rebelde niega que Ras Lanuf esté controlada por Gadafi. «No es cierto, es únicamente un bombardeo indiscriminado», dijo Ahbdelhafiz Ghoga, vicepresidente del Consejo Nacional Transitorio y portavoz de la oposición libia.
