Recién licenciados en Biología por la Universidad Complutense de Madrid, los segovianos Abel Herrero y Pablo Salmón no podían comenzar con mejor pie su carrera como científicos. Y es que la Obra Social de Caja Segovia eligió su proyecto sobre el estudio de la salubridad de las aguas en la provincia a través de la presencia del mirlo acuático para financiarlo con las Becas de Medio Ambiente.
La elección pilló por sorpresa a ambos, ya que se consideran unos novatos aún, pero eso no es impedimento para que vayan a esforzarse al máximo para realizar un gran trabajo. A pesar de su juventud y poca experiencia, ya han realizado diversos estudios sobre aguas fluviales durante la carrera y es una temática que les motiva especialmente.
Estudiarán la población de mirlo acuático en Segovia, con un objetivo concreto: analizar el estado de limpieza de los ríos de la provincia. El mirlo acuático es un magnífico identificador de las condiciones medioambientales ya que este tipo de aves macro-invertebrados sólo viven en tramos muy oxigenados, que suelen ser los más altos de los ríos.
Es un indicador de salubridad a largo plazo, porque la presencia del mirlo acuático permite conocer las condiciones de las aguas en un período amplio. Muchas empresas, dice Herrero, limpian las aguas cuando saben que van a ir equipos del Ministerio de Medio Ambiente a analizarlas, para después volver a verter residuos. “Este medidor será muy interesante ya que no conlleva engaños”, explica Herrero. Es además una actividad original, ya que debido al exhaustivo trabajo que conlleva, nadie en Segovia había utilizado antes al mirlo acuático como objeto de estudio con fines ecológicos.
La provincia, así como el régimen mediterráneo en general, no cuenta con demasiados estudios sobre este ave. “En el Norte sí hay más, debido a que es un ave tremendamente carismática y que suele gustar mucho en la comunidad científica», relata Herrero.
Ambos confiesan que han tenido muy difícil comenzar su trabajo en verano, ya que es un ave que de junio hasta agosto hace una muda muy brusca y no se deja apenas ver. Por lo que hasta el presente septiembre no han podido realizar las primeras observaciones.
Con los 6.000 euros que les dotará Caja Segovia se trasladarán por toda la provincia y comprarán el material de laboratorio que necesitan. Sin embargo, confiesan estar preocupados pues es un material excesivamente caro, y con esa cantidad de dinero no tienen suficiente. Es por ello por lo que están manteniendo conversaciones con su universidad madrileña para que les preste material y poder así realizar un trabajo más fructuoso. Dentro de unos meses, cuando el trabajo esté finalizado, la Obra Social les publicará una guía si el trabajo resulta completo e interesante.
“Esperamos conseguir que nos presten material y que todo este esfuerzo merezca la pena”, afirma Herrero para concluir. Una cosa sí es cierta, y es que con este premio se demuestra que juventud e innovación no tienen por qué ser dos conceptos indisolubles.
