La coalición militar que lidera Estados Unidos asegura que los bombardeos realizados en el último mes acabaron con la vida de Abdul Qader Hakim y Charaffe al Mouadam, dos dirigentes del autodenominado Estado Islámico vinculados con los atentados que acabaron con la vida de 130 personas en París el pasado 13 de noviembre.
“Durante el pasado mes, hemos matado a diez dirigentes de Estado Islámico, incluidos varios que planeaban ataques en el exterior, algunos de ellos vinculados con los atentados de París”, afirmó el coronel Steve Warren, portavoz de la campaña militar estadounidense contra Estado Islámico. “Otros tenían planes para realizar más ataques contra Occidente”, añadió.
Uno de los dirigentes que falleció en los ataques del Ejército norteamericano fue identificado como Abdul Qader Hakim, acusado de ayudar a milicianos en sus operaciones en el extranjero y que tenía vínculos con la red de terroristas que perpetró los atentados en la capital francesa. El coronel Warren afirmó que murió en un bombardeo en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, el 26 de diciembre.
Otro ataque aéreo de la coalición en Siria acabó el 24 de diciembre con la vida de Charaffe al Mouadan, un miliciano de Estado Islámico asentado en Siria y directamente relacionado con Abdelhamid Abaaoud, el supuesto cerebro de los atentados de París. Mouadan tenía planeado perpetrar más ataques contra Occidente, constató el mando militar estadounidense.
El coronel Warren expresó que el efecto de los ataques de la coalición se observa en los recientes éxitos logrados en el campo de batalla frente al grupo terrorista que lidera Abú Bakr al Baghdadi. El Ejército iraquí logró el pasado domingo arrebatar el control de la ciudad de Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, a los terroristas de Estado Islámico.
“Parte de estos éxitos es atribuible al hecho de que la organización está perdiendo dirigentes”, afirmó, para advertir de que, a pesar de los ataques, Estado Islámico “todavía tiene colmillos”.
En las últimas horas, Estados Unidos y sus aliados lanzaron una treintena de nuevos ataques aéreos contra posiciones yihadistas en Irak y Siria.
Las operaciones sobre territorio iraquí se centraron en las inmediaciones de ciudades como Mosul y Ramadi, dentro de la campaña para ayudar al Gobierno iraquí a recuperar las zonas ocupadas por el Daesh.
El bloque que encabeza Estados Unidos defiende estos bombardeos como medida eficaz para “limitan la capacidad” del grupo de preparar atentados.
