La incidencia de las alergias está creciendo a un ritmo imparable en todas partes del mundo que la
han llevado a ser considerada por los expertos la epidemia no infecciosa del siglo XXI. Las alergias generan un enorme impacto en los sistemas de salud y en la calidad de vida de los pacientes. Asimismo provocan absentismo escolar y laboral con consecuencias socioeconómicas para la sociedad en su conjunto. Las estimaciones apuntan a que en España cerca del 25 por ciento de la población padece algún tipo de enfermedad alérgica y la tendencia es de crecimiento, según los informes de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Esta creciente epidemia, a la que se puede hacer frente con la aplicación de vacunas, se manifiesta en la provincia de Segovia con la entrada de 1.500 pacientes nuevos cada año a la Unidad de Alergia del Hospital General y un incremento de demanda de consulta de en torno a un 15 por ciento en los últimos ejercicios. Los nuevos casos se suman a las cerca de 4.000 revisiones que el equipo de alergólogos liderado por la doctora Isabel Esteban López realiza cada año a pacientes en tratamiento.
Además, los casos cada vez son más complejos y aumenta el número de pacientes polisensibilizados que requieren tratamientos muy específicos. Cada persona necesita más atención porque a la hora de aplicar una medida los alergólogos deben comprobar que no interfiera en otro proceso, según las explicaciones de la doctora Esteban López. Así, los expertos antes se encontraban con muchas personas alérgicas al polen de las gramíneas pero ahora estos, además, pueden sufrir hipersensibilidad a las arizónicas, al plátano de sombra, a las malezas… y también se les puede complicar con los alimentos, como la mostaza, el melocotón, el melón, las manzanas o los frutos secos. Son los pacientes polisensibilizados. También se producen cambios derivados de nuevos hábitos de vida y del cambio climático. Isabel Esteban asegura que están encontrando casos de alergia a la salsola, una planta que prefiere los suelos secos y salinos. “Antes se veía en Almería y en Los Monegros (Aragón) y ahora encontramos casos en más lugares; un signo de que España se está desertizando”, ha indicado la alergóloga segoviana.
La responsable de la Unidad de Alergia del Hospital General insiste en hacer un llamamiento a los pacientes para que acudan a las consultas de los especialistas, especialmente cuando se trata de niños, y no caigan en la consideración de que una alergia es algo banal que hay que sufrir con resignación, “porque hay tratamiento”.
Precisamente, el Hotel Cándido de Segovia ha sido sede esta semana del congreso de la Sociedad Castellano Leonesa de Alergia e Inmunología Clínica, en el que además de celebrar los 25 años de funcionamiento de la Unidad de Alergia del Hospital General, cerca de 80 expertos han resaltado la eficacia y la importancia de la inmunoterapia o vacunas como el único tratamiento, que actúa directamente contra la causa, del que se dispone para el control de las enfermedades alérgicas: rinoconjuntivitis, asma, alergia al veneno de los insectos o al látex.
La alergia al polen y especialmente de las gramíneas es la más frecuente en Segovia, dentro del conjunto de las respiratorias. Según Isabel Esteban, en los niños suele empezar entre los 5 y 6 años con conjuntivitis, un año después un elevadísimo porcentaje desarrollará rinitis y al tercer año el 50 por ciento es probable que tenga asma. La aplicación precoz de la adecuada vacuna puede evitar esta escalada.
La doctora segoviana asegura que el éxito de la inmunoterapia ronda el 80 por ciento de los casos. Este éxito o “cura” significa, por ejemplo, que “un paciente que está sufriendo una rinitis que le altera su vida en primavera, ocio, trabajo, sueño…, que tiene asumido que durante meses no puede casi salir de casa, que si es un niño no va de excursión y baja su rendimiento escolar… pase a vivir unos meses primaverales con muy pocos síntomas que se controlan con antihistamínicos”.
Vacunas en casa
La inmunoterapia consiste en la administración repetida y gradual de una sustancia alérgica a un paciente sensibilizado a ella, durante un periodo de al menos tres años, con intención de lograr su tolerancia, al modificar las células del sistema inmune que regulan el fenómeno de la alergia. Actualmente, la vacunación puede administrarse por vía subcutánea (inyección) o sublingual. La vacuna sublingual da mayor autonomía al paciente que puede administrársela en su casa, ya que se trata de depositar unas gotas bajo la lengua y después tragar la dosis que se aplica diariamente de enero a junio si se trata de combatir los efectos del polen de las gramíneas.
