Tras décadas de batallas en los despachos, unas complejas obras de rehabilitación y un año de duro trabajo para sortear la escasez de recursos y ofrecer un contenido atractivo, la Casa de la Moneda de Segovia, el edificio construido en 1583 por orden de Felipe II, abrió ayer sus puertas para mostrar su espacio museístico.
Bajo un sol de justicia y en un clima de lógica expectación, alrededor de un centenar de personas, entre autoridades y representantes de toda la sociedad segoviana, fueron ayer los primeros visitantes de los espacios museísticos de la Ceca, considerado el cuarto monumento de la ciudad.
Junto a la entrada principal de la Casa de la Moneda, el alcalde, Pedro Arahuetes, y la concejala de Turismo y Patrimonio, Claudia de Santos, protagonizaron el acto de inauguración del Museo Real Casa de la Moneda y del Centro de Interpretación que rinde homenaje al Acueducto, la marca de ceca de las monedas acuñadas en Segovia desde 1455.
Al modo habitual de cualquier inauguración solemne, ambos retiraron la bandera de Segovia que descubrió a los presentes la gran escultura de acero, de más de 250 kilos, que preside la entrada a la Casa de la Moneda, con el nuevo anagrama que identifica el monumento, una de las grandes joyas del patrimonio industrial.
Con anterioridad, el alcalde se dirigió a los presentes, entre los que se encontraban concejales de todos los grupos políticos, el delegado territorial de la Junta, Javier-López Escobar y parlamentarios como el diputado Juan Luis Gordo y el senador Félix Montes Jort del PSOE; además de representantes del movimiento vecinal y de todos los colectivos culturales de la ciudad.
Arahuetes citó algunos de los contenidos que, minutos después, iban a contemplar los invitados, sobre la historia del edificio y de las diferentes técnicas de acuñación de moneda; además del espacio reservado para el Centro de Interpretación del Acueducto, «el monumento más emblemático de Segovia, fuertemente vinculado —dijo— a la Real Casa de la Moneda».
Aseguró que se trataba de un Museo que nacía con la voluntad de ser un «espacio vivo y vivido» para mostrar reproducciones de las máquinas e ingenios que convirtieron este complejo en un referente de innovación tecnológica en el siglo XVI.
No obstante, el alcalde aclaró que los contenidos actuales del museo respondían a lo que denominó como una «fase intermedia», en alusión a que aún quedaban por incorporar diversos elementos para completar el proyecto diseñado inicialmente. Todo lo que muestra ahora el Museo obedece a las directrices básicas del proyecto museístico, obra de Alonso Zamora Canellada, que tomó como base el plan director redactado por el numismático Glenn Murray y el maestro industrial Jorge Soler. El alcalde apuntó que estos primeros espacios expositivos constituían un «paréntesis» hacia los definitivos, que abordará el futuro proyecto museográfico «que el Ayuntamiento sigue promoviendo», añadió. En otras palabras, ayer se inauguró parte del Museo proyectado inicialmente, que no se ha podido abordar en su integridad por culpa de la crisis económica y la falta de recursos, en tanto que es el Ayuntamiento quien debe asumir, en solitario, como propietario del inmueble, la dotación de contenidos y su mantenimiento.
A este respecto, y a preguntas de los periodistas, el maestro industrial Jorge Soler admitió que todavía quedan no pocos elementos para completar el proyecto; como incorporar un laminador en la sala de acuñación, dado que aún se carece de presupuesto para reproducirlo. Este laminador, que se movería con cinco grandes ruedas hidráulicas, de 3,75 metros de diámetro, costaría alrededor de 180.000 euros. Soler sostiene que la Ceca de Hall in Tirol (Austria) reprodujo uno hace 15 años que se mueve por un motor eléctrico. «En este tiempo hemos aprendido mucho y estoy convencido que costaría menos y aquí tenemos todo preparado para simplemente montarlo», apuntó Soler. El maestro industrial señaló que en el futuro debería incorporarse al Museo una prensa volante, que está depositada en el Alcázar y una prensa automática, del siglo XIX, que tiene en su almacén la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). Otras fuentes indicaron que el Museo no podría hoy mostrar piezas originales de monedas acuñadas en la Ceca dado que la proximidad al río genera unos problemas de humedad que son incompatibles con la correcta conservación de las piezas.
La visita al Museo de la Ceca comienza en un Punto de Información. Se trata de una amplia recepción, habilitada también como tienda de publicaciones y souvenirs, donde el visitante puede contratar una visita guiada o alquilar audioguías. Las siguientes salas muestran, en grandes paneles, la historia de la producción y técnicas de acuñación de moneda, en distintas épocas. La exposición permite conocer la procedencia y tratamiento del metal hasta convertirlo en moneda, los distintos trabajos de los operarios de la época, las monedas conmemorativas de oro y plata conocidas como cincuentín y centén; curiosidades y detalles relativos al Real Ingenio y a la vida surgida a su alrededor.
Además de una maqueta de grandes dimensiones de la Casa de la Moneda, el museo muestra el uso industrial que, durante más de cinco siglos, tuvo el edificio; como molino de papel, Real Ingenio y fábrica de harinas. Un vídeo didáctico que muestra, en tres dimensiones, el funcionamiento de un molino de papel, movido por la fuerza del agua del río, da paso a la exposición dinámica del complejo, el ‘corazón’ del Museo.
En la planta baja, los primeros visitantes pudieron ya ayer visualizar lo que era la herrería de la Casa de la Moneda. Soler explicó que todas las Cecas contaban con una herrería donde mantener y reparar las piezas de la maquinaria. Elías de Andrés y Miguel Ángel Moreno recrearon en vivo el funcionamiento de la herrería de la Ceca, gracias a las reproducciones de la fragua, el martinete y el torno, utilizados para realizar los cuños y reparar la maquinaria. El torno, el fuelle y el martinete de la herrería funcionan gracias a tres ruedas hidráulicas, de entre 1,20 a 2,20 metros, movidas por las aguas del río Eresma.
En el exterior, en la zona de canales, se sitúan estas ruedas hidráulicas, fabricadas con madera de los pinares de Valsaín, que movían toda la maquinaria gracias a la fuerza del agua. Tras esta recreación, el visitante pasa a conocer el laminador, aunque, de momento, a la espera de ser reproducido, a través de un vídeo.
Este conjunto monumental alberga también el Centro de Interpretación del Acueducto, un espacio multimedia e interactivo que culmina con la exhibición de un vídeo espectacular sobre el monumento romano.
