En un nuevo paso por intentar aplacar las manifestaciones que desde hace dos meses se suceden en las calles para exigir la renuncia del Gobierno, el primer ministro de Ucrania, Mikola Azarov, presentó ayer su dimisión y la de todo su Gabinete en una sesión extraordinaria en el Parlamento en la que, además, también se anuló, por amplia mayoría, una serie de polémicas leyes que limitaban las libertades democráticas del país.
Si bien el presidente, Viktor Yanukovich, aceptó la marcha de Azarov, le encargó que continúe en funciones hasta la designación de un nuevo Ejecutivo, del que, previsiblemente, no formará parte la oposición, que, si bien consideró que «se ve luz al final del túnel», insiste en que también renuncie el propio Yanukovich.
Los poderes del premier serán asumidos ahora por su número dos, Sergeui Arbuzov, ante la incógnita de quién será su sucesor, aunque se estima que se conocerá en el plazo de una semana.
Azarov, de 66 años, aseguró que con su partida voluntaria quiere abrir el camino a una solución para la crisis de la nación, que en las últimas semanas se ha endurecido con más violencia en las calles de las principales ciudades, especialmente en la capital.
«Para facilitar las posibilidades de un compromiso político y pacífico que acabe con el conflicto, he tomado la decisión personal de pedirle al presidente que acepte mi renuncia», manifestó.
De este modo, se adelantó a la sesión parlamentaria en la que se iba a debatir su destitución, al tiempo que justificó su dimisión refiriéndose a la cada vez más difícil situación en el país: «Se está amenazando el desarrollo económico y social de Ucrania y se pone en peligro a toda la sociedad y a cada ciudadano». «Lo más importante es preservar la unidad y la integridad de la nación», remachó.
A pesar de todo, la líder opositora encarcelada, Yulia Timoshenko, llamó a los manifestantes a seguir luchando. «Éste es el primer paso exitoso, pero no es suficiente», apuntó. «Si se detienen ahora sin demandar una victoria completa, todas las víctimas serán traicionadas», agregó.
Además, el Parlamento votó a favor de eliminar una serie de controvertidas leyes. Las medidas, adoptadas el 16 de enero y firmadas un día más tarde por Yanukovich, limitaban la libertad de prensa y la de manifestación, entre otras, lo que derivó en una escalada de la violencia que se saldó con con al menos cuatro muertos y varios centenares de heridos.
Tras esta aprobación, los miembros del Partido de las Regiones del presidente subrayaron que estas actuaciones se están tomando «por el bien de Ucrania», con el fin de encontrar un compromiso, al tiempo que los líderes de la oposición subrayaron que el movimiento de protesta proseguirá para «alcanzar más logros».
«Estamos seguros de que la lucha continuará», defendió el exboxeador y uno de los principales cabecillas antigubernamentales, Vitaly Klitschko. «Solo hemos dado un paso, todavía no hemos resuelto nada», declaró.
Según explicó, los parlamentarios contrarios a Yanukovich tratarán ahora de lograr una amnistía para los activistas detenidos por la Policía durante las manifestaciones, que comenzaron a finales de noviembre después de que el Ejecutivo abandonara su plan de firmar un acuerdo comercial con la UE debido a las presiones ejercidas desde Rusia. «Tenemos que cambiar, no solo el Gobierno, sino las reglas del juego también», subrayó.
La decisión de la Cámara Baja fue recibida con gritos de júbilo en la Plaza de la Independencia, epicentro de las concentraciones antigubernamentales, donde los presentes celebraron al grito de «hurra» la decisión, que podría abrir una puerta a una posible solución.
