La confusión, la violencia y la valentía se dieron ayer la mano en Pakistán. Y es que en el país se registró una alta participación en los históricos comicios para votar un nuevo Parlamento, los primeros en los que un Gobierno civil traspasará el poder a otro elegido democráticamente y en los que participan las mujeres, pero quedó ensombrecida por una serie de atentados que causaron, al menos, 17 fallecidos y cientos de heridos.
«Con la ayuda de Dios y el apoyo del pueblo fue posible organizar una votación libre y justa», declaró el secretario de la Comisión Electoral en Islamabad, Ishtiak Ahmad Khan.
Antes del cierre de las urnas, la Comisión anunció que espera una participación de en torno al 60 por ciento de los más de 86 millones de personas con derecho a sufragio. En los anteriores comicios de 2008, solo el 43,7 por ciento acudió a los centros electorales. Los primeros resultados se conocerán a lo largo del día de hoy.
Es la primera vez en los 65 años de historia de Pakistán que un Gobierno civil entregará el poder a otro. Los militares mandaron en el país casi la mitad del tiempo trascurrido desde su independencia, en 1947.
Según las encuestas, el Partido Popular de Pakistán, hasta ahora en el Ejecutivo, sufrirá una severa derrota. Las mayores opciones de ganar los comicios son para la Liga Musulmana de Nawaz Sharif, que ya fue primer ministro en dos ocasiones. Le sigue el Tehreek e Insaf de la leyenda de criquet Imran Khan.
Así, más de 86 millones de ciudadanos decidirán cómo se repartirán las 268 bancas del Parlamento. En cuatro distritos, la Comisión Electoral postergó la votación debido, entre otras cosas, a la violencia.
Y es que, al menos, 17 personas perdieron la vida en varios atentados y ataques en diferentes partes del país, y decenas resultaron heridas, pese a que la jornada electoral se llevó a cabo bajo estrictas medidas de seguridad, con un despliegue de más de 620.000 policías, paramilitares y soldados.
En el puerto de Karachi, en el sur, varias formaciones se acusaron mutuamente de fraude al cierre de los locales, con lo que se podrían anular los apoyos. Fue allí donde se produjeron los peores altercados. En dos atentados explosivos, murieron 11 personas y 48 resultaron heridas, muchas de ellas niños, según informaron desde el hospital Yinnah. En otros dos golpes en la provincia sudoccidental de Baluchistán, fueron tiroteadas y perecieron seis ciudadanos. Ocho heridos provocó otro ataque con bomba cerca de un colegio electoral en la ciudad de Peshawar, en el noroeste.
El ministro paquistaní de Información, Arif Nizami, condenó los hechos. «Por desgracia, sabíamos que podía ocurrir, la violencia era de esperar», declaró. Desde abril, han fallecido más de 120 personas en actos contra partidos y candidatos, sobre todo realizados por los talibanes paquistaníes, que consideran las elecciones como «no islámicas».
