El domingo de toros, como se conoce popularmente en la villa, congrega a miles de personas en sus calles para celebrar el primero de los chateos que tienen lugar durante las fiestas.
No hay tregua; tras el encierro, la mayoría de las personas que se han acercado a la villa continúan con el típico ‘almuerzo del segador’ que precede al chateo.
Charangas y música pueden verse en cualquier calle del centro de la villa, rodeadas de gente que alarga las horas en los bares.
Uno de los puntos fuertes, como cada año, es la calle Ávila, también llamada ‘zona del Echegaray’; la concentración de bares reúne a cientos de personas que disfrutan de un ambiente inmejorable, risas, música, bebida y mucha fiesta, que se alarga hasta por la tarde.
