El autor de los atentados de Noruega, el fundamentalista ultraderechista Anders Behring Breivik, telefoneó a la Policía tras asesinar a decenas de jóvenes en la isla de Utoya para comunicar su disposición a entregarse.
«Breivik. Comandante. Integrado en el movimiento de resistencia anticomunista contra la islamización. La operación ha sido completada, quiero entregarme a Delta», dijo el asesino en apenas tres segundos en una llamada a la comisaría de distrito de Buskerud Sur, según informó ayer el periódico local VG.
El agente que recibió el mensaje telefónico intentó devolver la llamada al noruego en el acto, ya que coincidió con las decenas de peticiones de auxilio de sus víctimas en la isla, pero éste ya no contestó, según el rotativo.
Sin embargo, entre los objetos que las fuerzas de seguridad se incautaron en el campamento juvenil de Utoya, donde murieron 69 personas, no apareció el teléfono móvil del Breivik, según las primeras investigaciones.
La Policía considera, por ésta y otras acciones, que el agresor quería salir con vida del doble atentado, algo que encaja, a su juicio, con el interés del perturbado por difundir su ideología ultraderechista e islamófoba.
Por otro lado, los equipos de los servicios de inteligencia noruegos trabajan aún en la isla, en busca de nuevas evidencias que aporten más datos sobre cómo ocurrió la masacre del pasado 22 de julio.
