Haciendo memoria, el Hospital Donostia calificó en agosto de 2012 el estado del preso de ETA Josu Uribetxeberria Bolinaga, que cumplía prisión por el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, de «muy grave». «Si nos basamos en la literatura científica, con la máxima probabilidad el proceso es irreversible e incurable», dijeron entonces los médicos. «En esa situación clínica, más de la mitad de los pacientes fallecen antes de los nueve meses y la posibilidad de supervivencia a los 12 meses estaría en torno al 10 por ciento», es decir, que tendría un 90 por ciento de probabilidades de fallecer antes de un año.
Sin embargo, casi un año más tarde, Bolinaga sigue vivo, pero, según los sanitarios, su situación médica es igual de grave e irreversible. El recluso padece «metástasis múltiples de un carcinoma renal a nivel de sistema nervioso central» y un «nódulo pulmonar».
Así, el etarra sobrevivió durante los últimos 10 meses, en los que goza de libertad, a dos situaciones límite provocadas por una trombosis y una hidrocefalia, según informaron fuentes conocedoras del informe de la situación del hospital donostiarra que le trata del cáncer por el que fue excarcelado el verano pasado.
El documento hace un repaso mensual de su evolución desde que el centro emitió en agosto los dictámenes por los que se le concedió la libertad condicional, que además, se incrementó su mal estado por una huelga de hambre. En este repaso se incluyen estas dos incidencias. La primera de ellas, la trombosis, ocurrió en octubre, cuando aún se encontraba ingresado a la espera de recibir el alta y ser trasladado a su casa en el municipio guipuzcoano de Mondragón. Posteriormente se produjo la hidrocefalia, que sucedió antes de Semana Santa. A Uribetxeberria Bolinaga se le hinchó la cabeza de manera significativa. Una vez superadas estas dos situaciones, el secuestrador de Ortega Lara se estabilizó al tiempo que recibía tratamiento con un medicamento. Sin embargo, con el paso de las semanas se le tuvo que retirar este fármaco, porque le estaba provocando una infección en la sangre, detallan los cuatro folios del informe encargado por Prisiones y que remitido el pasado día 4 a Interior. Horas después fue enviado a la Audiencia Nacional para que se tomara una decisión sobre si se mantiene su situación de libertad condicional o vuelve a prisión. El estudio fue realizado por los dos especialistas en Oncología Médica y Radioterapia que realizaron los informes del 16, 20 y 22 de agosto. Además, se incluye que el terrorista tiene fijada una revisión para el 14 de agosto. La última, la tuvo en el mes de junio. El hospital no arroja ninguna mejoría en el estado de salud de Bolinaga con respecto al pasado agosto y tampoco ofrece novedades en cuanto a la estimación de esperanza de vida.
El documento del servicio vasco de salud advirtió ayer del riesgo que supone para el excarcelado que hechos como la trombosis o la hidrocefalia hubiesen acontecido en prisión. Además, alertó también del riesgo que supone que Bolinaga pueda sufrir un «enclavamiento», situación que se produce al aumentar la presión en la unión entre el cerebro y la médula espinal afectando al cerebelo.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo no se fía de estos informes y por ello solicitó a la Audiencia Nacional que encargue un estudio alternativo sobre el estado de salud del miembro de ETA. Incluso remitió un escrito en este sentido al juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro. También la Fiscalía pidió al magistrado que se practique un nuevo estudio médico tras constatar que «la supervivencia del penado lleva camino de superar todos los registros conocidos». El Ministerio Público destacó que, desde los informes que calculaban que el etarra tenía una esperanza de vida de nueve meses, «han pasado 10 meses y 12 días» y agregó que «todas las metástasis provocadas por el cáncer que sufre Bolinaga «han disminuido de tamaño, lo que revela indiscutiblemente una evolución favorable de la enfermedad». Así, el fiscal reclamó una nueva evaluación.
El criterio del Servicio Vasco de Salud y el de la forense de la Audiencia Nacional ya chocaron el verano pasado cuando surgió el caso Bolinaga. La forense sostuvo entonces que el excarcelado no se encontraba en estado terminal y que su situación se había visto agravada por la huelga de hambre que había llevado a cabo esos días.
