Arde la arena del desierto, y todo indica que el olor a jazmín que hace un mes y medio se desprendió por algunos oasis tunecinos, y se extendió a Egipto, tiene muy difícil llegar a otros lugares, fruto de la represión existente, si bien parece que en la pequeña isla de Bahrein comienzan a percibirse fisuras, al dejar el Ejército de hostigar a los manifestantes en la Plaza de la Perla de Manama y ceder el control a la Policía. En Libia, sin embargo, Gadafi colocó, desde el viernes, al país sin internet, y la ONG Human Right Watch (HRW) habla ya de 84 muertos. En Yemen solo hubo un muerto ayer, en tanto que el Gobierno alardeó de una multitudinaria manifestación en favor de su máximo mandatario.
En cuanto a las noticias llegadas de Argelia, hablaron de que el diputado de la opositora Reagrupación por la Cultura y la Democracia (RCD) Tahar Besbes resultó gravemente herido por las fuerzas policiales durante las protestas.
Centenares de policías trataron de impedir en las calles adyacentes a la plaza del Primero de Mayo, en el centro de Argel, que los manifestantes iniciaran una marcha en demanda de reformas en el poder a convocatoria de Coordinadora Nacional por el Cambio y la Democracia. Los manifestantes corearon Poder asesino, Abajo la opresión y otras consignas contra el régimen y el presidente Abdelaziz Buteflika.
Occidente mira con incertidumbre los acontecimientos que se van sucediendo en los últimos focos calientes de esta zona del planeta, ya sea por intereses estratégicos o incluso deportivos, como el Gran Premio de Fórmula Uno que se disputará en Bahrein, donde las pérdidas previstas superan los 100 millones de dólares. Asimismo, conviene recordar que EEUU tiene una base militar en este país, sin olvidar que el petróleo saudí se halla únicamente a un tiro de piedra. Quizás por todas esas razones, el Ejecutivo local suavizó un poco su postura y retiró el Ejército de la Plaza de la Perla de Manama, que se ha convertido en punto de referencia de las protestas de los activistas, pero aumentó el número de agentes en el lugar.
Eso sí, al terminar la jornada anunció en Twitter que ya está dialogando con los opositores para abrir un proceso de cambio.
Con respecto a Yemen, en la Universidad de Saná de la capital hubo disturbios que ocasionaron un muerto.
De cualquier modo, el desierto que más preocupa al mundo es el libio, donde Muamar el Gadafi, que lleva 41 años en el poder, parece haber aprendido la lección tunecina y egipcia y, de inmediato, cortó el viernes internet así como las emisiones de Al Yazira, a fin de dejar incomunicados a sus opositores, que han llegado a ser disparados por la Policía, siguiendo las cosignas del dictador.
Según HRW, 84 personas han perdido la vida en 72 horas, en tanto que Amnistía Internacional las dejó en algunas menos, si bien reveló un dato desalentador: la mayor parte de los finados resultaron alcanzados en la cabeza, pecho y cuello, lo que deja a las claras que las órdenes que tienen las autoridades son las de tirar a matar.
Lo que parece seguro es que la insistencia de los partidarios de la revolución no va a capitular.
