Recep Tayyip Erdogan es un hombre de impulsos y así lo ha demostrado en numerosas ocasiones. Pero ayer, el primer ministro turco perdió los papeles al golpear a un joven manifestante en medio de las protestas por el accidente minero en Soma.
La polémica comenzó un día antes, cuando un asesor del Gobierno pateó a otro ciudadano que participaba en marchas contra las políticas del Ejecutivo en materia de seguridad.
Según apuntó el agredido, Erdogan, que fue abucheado por una multitud, le pegó «sin querer» porque estaba furioso con los manifestantes.No voy a denunciar al señor primer ministro. Solamente quiero una disculpa», aseguró Taner Kuruca.
La oposición criticó al premier. «Es nuestro primer ministro, a quien conocemos bien. Enseña modales a los demás pero él se comporta de forma vergonzosa», aseguró el político Gürsel Tekin.
Mientras, la Policía empleó un cañón de agua para dispersar a los varios miles de personas que se congregaron en Soma para denunciar la situación minera.
Entre tanto, el Gobierno aseguró que el yacimiento de carbón en el que murieron al menos 284 trabajadores fue inspeccionado 11 veces en los últimos cinco años y no existen vacíos en las regulaciones sobre seguridad.
Soma Holding, la empresa operadora, anunció, por su lado, que todavía permanecen 18 empleados desaparecidos, por lo que estimó que el número de víctimas mortales no superará los 302 fallecidos.
