Las tranquilas oraciones de los fieles cristianos nigerianos se vieron gravemente interrumpidas ayer, Día de Navidad, por una cadena de atentados contra distintas iglesias que se cobraron la vida de, al menos, 39 personas, y una cifra indeterminada de heridos. El Vaticano, Francia y el Reino Unido fueron los primeros Estados en condenar estos ataques perpetrados con cinco bombas y reivindicados por la secta Boko Haram, que quiere implantar una versión más radical de la sharia.
No es la primera vez que estos islamistas radicales provocan el terror en Nigeria. Boko Haram, cuyo nombre significa Las enseñanzas occidentales son pecaminosas, ha protagonizado recurrentes enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad y ha perpetrado numerosos ataques.
El presidente del país, Goodluck Jonathan, también rechazó los «desafortunados» ataques y aseguró que esta secta, pese a la violencia con la que actúa, no permanecerá activa «siempre». «Terminará algún día», pronosticó.
El primer y más grave de los atentados ocurrió en la concurrida iglesia de Santa Teresa de Madala, una localidad situada a las afueras de la capital, Abuya. Allí, una explosión provocó, al menos, 27 víctimas mortales.
Uno de los testigos, Nnana Nwachukwu, confirmó que el artefacto no estaba situado en la iglesia sino en una carretera cercana. «El atentado se produjo justo al acabar la eucaristía. Las personas estaban saliendo de la iglesia y de repente oí un fuerte bang». Acto seguido, se vieron en la zona «coches en llamas y cuerpos esparcidos por todas partes», afirmó.
Por su parte, un portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias, Yushau Shuaibu, aseguró que los servicios de asistencia trataron de evacuar lo más rápido posible a muertos y heridos, pero los medios son limitados.
Toda la zona fue acordonada por la Policía, que tuvo, también, que tratar de calmar a miles de jóvenes que habían comenzado a bloquear la principal autopista que comunica Abuya con la zona norte del país. Así, las Fuerzas de Seguridad dispararon al aire y utilizaron gas lacrimógeno para tratar de dispersar a los manifestantes.
Horas después de este primer ataque, una fuerte explosión sacudió la iglesia de la Montaña de Fuego y los Milagros en Jos, en el centro del país. Precisamente en esta ciudad, la Policía localizó otros dos artefactos que fueron desactivados y por los que se arrestó a un hombre.
Un tercer atentado golpeó otro templo de la localidad de Gadaka, en el norte del país negro. Los testigos aseguraron que, a causa de este estallido, muchas personas resultaron heridas y muertas.
