¿Mutualizar la deuda y crear eurobonos que permitan a la Unión Europea prevenir nuevas crisis como la actual? ¿Oui o nein? Es el duelo de ideas que protagonizaron anoche la cumbre europea de Bruselas, encabezadas por el presidente francés, François Hollande, y la canciller germana, Ángela Merkel.
En la cena de trabajo, junto con el resto de líderes de los Veintisiete, el renovado eje franco-alemán debatió fórmulas para suavizar la austeridad extrema preconizada por Berlín, con Hollande como abanderado de una fórmula mixta entre rigor y disciplina que evite nuevos rescates como el de Grecia, Irlanda y Portugal a cargo de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, los eurobonos son el Rubicón infranqueable, la línea roja que no quieren traspasar para impedir que Alemania, principal contribuyente a las arcas europeas -cerca del 20 por ciento del total- tenga que pagar en exceso por el servicio de la deuda. «Crearían muchos falsos incentivos. No impulsarían la disciplina financiera, sino justo lo contrario», aseguró Schaeuble.
Hollande, por su parte, defendió el establecimiento de mecanismos solidarios para la emisión de deuda común entre los socios europeos como uno de los medios para evitar reediciones de esta crisis, que golpea al Viejo Continente, salvo algunas excepciones como la germana, desde finales de 2007.
En realidad, esta cumbre sirvió para dejar manifiestas las diferencias entre las tesis conservadoras, encabezadas por Alemania y avaladas por Austria, Finlandia o España, y las progresistas, con Francia como estandarte, pero secundadas, entre otros, por Italia o la propia Comisión Europea.
En lo que sí mostraron todos los socios su unidad es en reafirmar su voluntad de que Grecia continúe en la eurozona, siempre y cuando respete el plan de ajuste acordado. Ante el temor de que las próximas elecciones del 17 de junio puedan modificar el rumbo en el país heleno, el Eurogrupo instó a todos sus miembros a preparar planes de contingencia individuales para afrontar una posible salida de Atenas.
Por otro lado, los líderes de la UE estudiaban, al cierre de esta edición, respaldar al presidente español, Mariano Rajoy, en su llamamiento al Banco Central Europeo (BCE) para que intervenga en el mercado con el fin de reducir los costes de financiación de su propia nación y otras, como Italia.
El Consejo Europeo tenía previsto reclamar al término de su reunión que se garantice la liquidez de las economías de la eurozona mientras los Estados miembros con problemas prosiguen con las reformas.
