Como cada día cuando hay partido de la selección, todo el mundo salía de casa con alguna prenda del color que identifica a España, el rojo. Miles de aficionados, llegaron a la Plaza de Tirso de Molina a eso de las ocho de la tarde para «disfrutar» frente a la gran pantalla del partido que enfrentaba a la selección española contra la alemana.
A primera hora de la tarde el cielo se teñía de gris, pero horas después otro color (el rojo) era el que invadía las calles dejando una estampa típica de días de Mundial. Dicen que después de la tormenta llega la calma, pero en esta ocasión, a las ocho y media de la tarde, pasado el chaparrón, la tranquilidad no era lo que reinaba en el ambiente, más bien los nervios se apoderaban de todos los aficionados que apoyaban a la selección, en una tarde en la que se jugaba el pase a la final.
Pitó el arbitro y los ojos de todos y cada uno de los asistentes a la plaza no se apartaban de la pantalla. Poco a poco se notaba como España dominaba frente a los alemanes, pero la inquietud de saber que el combinado alemán venía de marcar cuatro goles a la selección argentina, no daba la confianza suficiente como para pensar que la victoria estaba cerca.
Como en anteriores ocasiones, los de Vicente del Bosque se hacían derrogar y no lograban marcar un gol a Manuel Neuer, el portero germano. Se acabó la primera parte igual que empezó, empatados a cero, y la gente que asistió a la plaza de Tirso de Molina aprovechó para refrescarse en un día que pudo ser de los más calurosos del verano.
Comenzó la segunda parte y las ocasiones de la selección española iban una detrás de otra. Alguna de los germanos hacían llevarse las manos a la cabeza al personal, pero pronto llegaría la euforia.
En el minuto 73 un corner hacía preveer a algún aficionado “aquí viene el gol” y Puyol remataba marcando el 1-0. Esto hizo levantarse a toda la plaza de Tirso de Molina, y desde este momento hasta el final del partido, la música, los gritos de apoyo y el “campeones, campeones”, siguieron hasta el último minuto del encuentro.
El colegiado pitaba el final y todos los seguidores se venían arriba estallando de emoción, porque España logró lo que todos querían, estar en la final del Mundial de Sudáfrica.
Ahora queda esperar al domingo, para vencer a la selección holandesa, porque sólo Holanda nos separa de la gloria.
