Bibi Señor echa de menos la luz de Cádiz. Ocho años en Segovia no han sido suficientes para borrar de su memoria sensorial la particular luz que el paisaje gaditano desprende y que ella trata de recordar en sus cuadros. Psiquiatra de profesión pero artista por vocación, muestra por primera vez en la capital su obra en una exposición que ha titulado ‘Azoteas al viento’ y que puede verse hasta el 6 de abril en el bar La Bodega del Barbero, muy cerca de La Alhóndiga.
Con una sonrisa en los labios y muchas ganas de conversación, Bibi Señor cuenta que sus cuadros «reflejan la naturaleza desnuda en una actitud que creo es muy vital». «Mis cuadros están hechos con calma -asegura la artista-, no son agresivos porque reflejan la verdad de cómo se ve el mundo detrás de la ventana»
Formas femeninas, paisajes esbozados, ventanas abiertas y un estudiado empleo de los colores más luminosos son las características comunes de la obra de Bibi Señor, que asegura no aspirar a vivir del arte, sino a emplearlo como una forma de expresión . «Yo pinto cuando soy feliz -explica- y creo que expresar la creatividad es algo necesario para todos, por eso cuando pinto intento reflejar estados de ánimo positivos que a su vez puedan trasladar positividad a aquellas personas que ven mis cuadros».
Esta forma de entender la pintura se explica por su profesión, ya que la pintura es en muchas ocasiones un complemento terapéutico que ayuda a las personas que padecen patologías psiquiátricas a mejorar sensiblemente su estado de salud. «La experiencia me ha enseñado en mis años de profesional que la creatividad aporta mucho a la salud mental -asegura Señor- porque a través de la capacidad de comunicar no sólo afloran los problemas, sino también las posibles vías de solución».
Así, su trabajo como programadora de terapias para enfermos crónicos le ha llevado por muchos países de Europa y concentra la mayor parte de su atención, pero siempre existe un pequeño hueco para el arte al que Bibi Señor no quiere renunciar.
“Estoy convencida de que el arte es capaz de curar —aseguró— y de hecho yo estoy especializada en psicopatología de la creatividad, donde existen terapias relacionadas con la música o la pintura que ofrecen esperanzadores resultados a la hora de tratar a los pacientes”.
Ella misma se autodefine como una persona «de la vida y de la tierra», y su pintura tiene mucho de terrenal y aún más de vital. «Me gusta mucho poder compartir la manera de expresarme -aseguró- pero aún más me gusta la posibilidad de que el público pueda experimentar algunas de las sensaciones que yo experimento al pintar».