En una muestra de que el Nordeste de la provincia de Segovia “está vivo y tiene ilusión”, como aseguraba el presidente de la Fundación para el Desarrollo Rural ‘Macario Asenjo’, Teodoro Gutiérrez, Campo de San Pedro inauguró ayer la sexta feria comarcal, un evento ya plenamente consolidado en el que confluyen durante un fin de semana empresas y vecinos de la zona.
La crisis económica no ha supuesto una disminución del número de expositores. Al contrario, la cifra se ha visto incrementada hasta alcanzar 46 empresas, si bien 16 de ellas formaban parte de la II Feria de Biodiversidad y Cultura Agraria, con la que se ha querido reforzar la cita anual de Campo de San Pedro.
La Feria Comarcal y la Feria de Biodiversidad y Cultura Agraria, superpuestas, lanzaron ayer un mensaje común, de reivindicación de los productos naturales de la tierra, en una propuesta considerada “beneficiosa para la salud y el medio ambiente” y, al tiempo, capaz de generar empleo, contribuyendo así al asentamiento de población joven, uno de los retos del Nordeste de la provincia para los próximos años.
En la Feria de Biodiversidad, la Unión de Campesinos de Segovia – UCCL presentó “Semillas Vivas”, un proyecto que trabaja para conservar las semillas tradicionales y las razas autóctonas de Segovia, muchas de las cuales están en peligro de extinción.
Pablo Ruiz, miembro de Unión de Campesinos de Segovia – UCCL, explicaba al público que paraba en su stand que, a lo largo del último siglo, se ha producido en España una constante desaparición de variedades locales. El trigo es un ejemplo. De las 1.300 variedades existentes en 1859 se pasó a menos de la mitad, 600, en 1954; en 1984 quedaban ya únicamente 114, y en 1995, 83. La mayoría de esas variedades autóctonas han desaparecido al ser sustituidas por otras variedades estándar o comerciales, que son seleccionadas por grandes empresas con criterios de producción industrial, sin tener en cuenta otros aspectos.
Y Segovia no ha permanecido ajena a este proceso. El propio Ruiz lamentaba que en toda la provincia no queden ya más de una decena de agricultores que cultiven algarrobas, o que el trigo candeal haya ya dejado de existir en Segovia. “Ahora, ando buscando trigo chamorro por los pueblos, espero que algún nostálgico conserve todavía un pequeño saco”, agregaba, al tiempo que animaba a los visitantes del stand a participar en un intercambio de semillas que permita pervivir las variedades autóctonas.
Además de los 16 expositores de la II Feria de la Biodiversidad, en la gran carpa instalada estaban el resto, otros 30, de todos los sectores, que se llevaron el aplauso unánime de las autoridades presentes por su labor para sostener la comarca en unos tiempos difíciles, en los que, como explicaba María del Mar Martín, gerente de Codinse, “están desapareciendo los rebaños de ovejas de una forma vertiginosa”.
Y, aunque en los discursos inaugurales tanto la subdelegada del Gobierno, María Teresa Rodrigo, como el diputado provincial José Martín Sancho, quisieron explicar el apoyo que las administraciones a las que representan están ofreciendo al mundo rural, el portavoz de Unión de Campesinos de Segovia – UCCL, Óscar Herrero, se mostró muy crítico con los políticos, asegurando que “el apoyo que recibe el campo es muy poco” y que “la realidad dista mucho de los discursos”, para concluir señalando que “hoy, es de auténticos héroes quedarse a vivir en un pueblo”. En esa línea, el presidente de la Fundación Macario Asenjo, Teodoro Gutiérrez, pidió a las administraciones que, para ayudar a los emprendedores, “lo primero que deben hacer es agilizar la tramitación de sus expedientes”.