La selección española mostró ayer dos caras para superar a Chile, víctima de graves desajustes defensivos que costaron dos goles en el primer acto, que remontaron rescatando su verdadera identidad gracias a Andrés Iniesta y un doblete de Cesc Fábregas (3-2).
Son amistosos, pero hay aspectos que preocupan en la selección española que vive su peor momento defensivo desde que Vicente Del Bosque se hizo cargo. Gerard Piqué y Carles Puyol no tienen sustitutos. Al problema del lateral izquierdo se suma uno inesperado para Del Bosque. Arbeloa sufre en el costado izquierdo y el seleccionador no llama a ningún zurdo. Javi Martínez es un parche, una solución de urgencia, no un central de garantías.
Chile salió a morder. A aumentar su prestigio con un triunfo del que presumir ante los campeones del mundo. Los jugadores que les frenaron en el Mundial de Sudáfrica. Anulada la fuente del fútbol español -la conexión Busquets, Xabi Alonso, Xavi-, la velocidad y los movimientos al espacio hicieron el resto. Una defensa que nunca jugó junta estuvo perdida.
Íker Casillas ya había salvado el primero en una rápida salida a los cuatro minutos y uno después veía como un disparo de Vargas se iba al lateral de la red antes de que Isla le superase con un golazo.
Diez minutos después, Vargas se coló con facilidad entre líneas y en el mano a mano con Casillas, resolvió con facilidad. Chile ganaba por dos goles.
España no se reconocía a sí misma en defensa y los delanteros fallaban sus ocasiones.
Por otro lado, en la segunda mitad, España recuperó sus señas de identidad. Aparecieron los ‘bajitos’ y el fútbol cambió. Iniesta recortó distancias con un zurdazo ajustado desde la frontal a los 55 minutos. El héroe de Johannesburgo sí estaba a su mejor nivel. Las ocasiones se encadenaban. Silva rozaba el palo. Fernando Torres perdonaba desde la frontal del área.
Volvía a aparecer Iniesta para encontrar el desmarque de uno de los jugadores en mejor forma, Cesc Fábregas, que definió a la perfección ante Bravo. Chile bajaba un escalón físico. Se veía superada y acabó desesperada como reflejó la patada a destiempo, que costó la roja directa a Carmona sobre Cazorla.
Sus pocos ataques se redujeron a Alexis. Sin embargo, España fue asociación hasta encontrar el triunfo. Llegó en un penalti sobre Arbeloa. Lanzó Cesc ajustado al palo, la sacó Bravo y el ‘10’ de la ‘roja’ remachó a placer.
El duelo acabó en una tangana que no ensombreció el espectáculo mostrado.
