Titirimundi 2013 se abrió oficialmente el viernes en el Teatro Juan Bravo con El Espejo Negro, una compañía malagueña que es vieja conocida de los aficionados al festival, ya que ha estado presente en el mismo en varias ocasiones desde su nacimiento, a finales de los años ochenta. En esta ocasión presentaron su último montaje, “La venganza de don Mendo”, una coproducción con Titirimundi, además de con el Teatro Cervantes de Málaga y el Teatro Concha Espina de Torrelavega.
Qué mejor montaje para una compañía que centra sus propuestas en parodiar que una obra que es, en sí misma, una parodia de los dramas de honor de nuestro Siglo de Oro. Como es conocido, el protagonista, don Mendo, está enamorado de Magdalena, con la que mantiene amores, pero que le deja tirado cual vulgar colilla para casarse con el rico duque don Pero. Encarcelado por robo y condenado a muerte, Mendo consigue escapar para ejecutar su venganza.
Cinco actores-manipuladores y veinte muñecos ponen en escena, por primera vez en teatro de títeres, una obra que, en mi opinión, es de lo mejor que ha hecho El Espejo Negro en mucho tiempo. Sin perder su toque, la decisión de sujetarse a un texto ha hecho que midan, afortunadamente, los excesos que en montajes anteriores les han llevado a caer en un humor demasiado grueso.
Presencias como las del muñeco que emula a Raphael o parodias como la de David Civera no solo funcionan sino que además tienen su encaje en los guiños a la actualidad que Muñoz Seca ya introdujera en el original. Otras propuestas, como la de la princesa Leia y la referencia a La Guerra de las Galaxias me parecieron menos afortunadas, pero el conjunto es divertido, que es lo que pretendió el autor en su día y lo que busca, hoy, la compañía.
