Titirimundi dedicó en la jornada de ayer un recuerdo, con la celebración de distintos actos, al titiritero, actor, director, guionista y escenógrafo Gonzalo Cañas, restaurador de la barraca Hollywood de Antonio Plá, conocido como Teatro de Autómatas, que ha visitado Segovia casi cada año desde 1993. Cañas falleció en octubre del año pasado, cuando contaba 60 años de edad, a causa de una insuficiencia renal.
A las doce de la mañana, en La Alhóndiga, se celebró un acto en el que se recordó la figura de Cañas, un hombre dinámico, siempre lleno de ideas y proyectos. Natural de Cuenca, donde había nacido el 7 de julio de 1937, era licenciado en Arte Dramático por la RESAD, y comenzó trabajando en el mundo del cine, donde intervino en películas como “Confidencias de un marido”, junto a López Vázquez, William Layton y Rafaela Aparicio, entre otros; “La máscara de Scaramouche”, de Isasi-Isasmendi, en la que representaba a Pierrot; “La frontera de Dios”, al lado de Concha Velasco y Julia Gutiérrez Caba; “Días de viejo color”, de Pedro Olea, o “El sobre verde”, con Tony Leblanc y Mala Yerba.
En el mundo del teatro independiente, creó su propia compañía, La Tarumba, con la que representó “El retablillo de Don Cristóbal”, de Lorca, y su incursión en el mundo del títere le llevó a dirigir para TVE “El retablo de Maese Pedro”. Cañas devolvió al género de la marioneta todo su esplendor, investigando en nuevas técnicas y lenguajes diferentes. Un ejemplo de ello, su montaje “Manos” (1979), lleno de una creatividad desbordante. No en vano ha sido uno de los titiriteros más importantes de España, nombrado socio de honor de la Unión Internacional de Marionetistas (UNIMA) en 2005, un honor solo concedido a los grandes titiriteros del mundo. Además, su Teatro de Autómatas es hoy el único teatro mecánico que sobrevive y que recorre el mundo mostrando este ejemplo de arte popular mediterráneo.
Brindis
Después del acto de La Alhóndiga, en el que estuvo presente el director de Titirimundi, Julio Michel, junto a varios titiriteros, el propio Teatro de Autómatas fue escenario de un brindis en su honor, y posteriormente los titiriteros se desplazaron al jardín de los Peñalosa, para recordar de forma privada su persona.
